Testimonio de un matrimonio restaurado: “Vivir por apariencias, yo acepté, porque me avergonzaba toda la situación”

Entonces llamé a Calvin y le expliqué la situación, le dije que nuestra situación no era cómoda y que me gustaría que él tomara una decisión. Él me escuchó explicarle todo, sin decir nada, cuando le pregunté qué pensaba, me dijo que necesitaba un tiempo para responderme.

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¿Por qué te abates, oh alma mía?

el hecho de que fuera bajo sedación y en un hospital dio pie a que, entretuviera pesimistas escenarios, si lo confieso, entretuve el mal que no debía, pues me detuve a escuchar las mentiras. Pero Su Palabra me llegó como una advertencia: “No confies/ no mires/ no te vuelvas a los soberbios, ni a los que caen en falsedad

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