Testimonio de matrimonio RESTAURADO: “Dos personas imperfectas”

Nara, ¿cómo comenzó realmente tu viaje de restauración?

Noté un desapego de mi esposo, Thomas, y se dijo que había otra mujer de una situación no resuelta de hace unos 16 años. Sentí un dolor físico en el pecho que no me dejaba respirar como antes. Junto con el dolor vino el miedo, la inseguridad, la baja autoestima y la incertidumbre de todo. Clamé a Dios pidiendo Su ayuda, porque sabía que solo Él podía cambiar esa situación.

Como conocía a la otra mujer, seguí buscando comparaciones que solo servían para maltratarme, aun cuando sabía racionalmente que somos personas únicas e hijos amados de Dios.

En cuanto supe de la otra mujer, fui a hablar con ella para saber qué estaba pasando realmente. Ella estaba preocupada por su matrimonio y me dijo que no tenía ninguna intención con Thomas. Hoy entiendo que no debí haber ido a verla, que sólo Dios puede cambiar las circunstancias de alguien a través de la convicción del Espíritu Santo. Más tarde lo hizo, porque ella vino a mí para pedirme perdón.

Como sabemos el enemigo viene a matar, robar y destruir, quería ver mi casa quemada hasta los cimientos. Yo estaba notando comportamientos diferentes en mi hija que en ese momento tenía 21 años, la estaba perdiendo por la homosexualidad, y ella nunca antes había dado indicios de una situación como esta. A pesar de todo esto, dentro de mi corazón había una certeza de que mi casa sería edificada y sostenida por Dios.

Thomas tenía una relación problemática con Dios, lo que le dificultaba buscarlo, pero no me rendí, oré mientras él dormía, poniendo mis manos sobre su cabeza, pidiéndole a Dios que le diera sed y hambre de Su palabra. También ayuné mucho. Cualquiera que conozca a Thomas jamás podría imaginar una transformación en cuanto a la fe. “Ningún ojo ha visto, ningún oído ha escuchado, ninguna mente ha imaginado lo que Dios ha preparado para quienes lo aman”. 1 Cor 2:9

¿Cómo cambió Dios tu situación, Nara, cuando lo buscaste con todo tu corazón?

Tenía muchas dudas y la principal era “si era voluntad de Dios restaurar mi matrimonio”, porque viví con el padre de mi hija durante 10 años y como era una relación abusiva, terminó. Con Thomas fue diferente, aprendí de él el amor y el respeto. Siempre fue un hombre íntegro, honesto, cariñoso y fiel.

Mi desierto duró alrededor de 3 años y algunos meses. Todos los días, horas y minutos en el mismo foco, una prisión psicológica y emocional. Todo por la terquedad de pensar que mi vida, mi alegría y mi contentamiento estaban en manos de Thomas y no en manos de Dios.

Siempre fui autoritaria, quería ser el hombre de la casa, no buscaba mejoras en mí ni en mis relaciones con las personas. Las relaciones en general son sistémicas, cuando una parte cambia, el reflejo es en la otra, cuando una busca mejoras, la otra tiende a mejorar también, y esto no es solo en el matrimonio, es en cualquier relación.

Llegué a comprender que la restauración de mi matrimonio y la mía propia solo se lograría si yo cambiaba.

Thomas empezó a ir a la iglesia conmigo y con el resto de los que Dios preparó. Fue bautizado en agua y la buena obra de Dios continuó.

¿Qué principios, de la Palabra de Dios (o a través de nuestros recursos), te enseñó el Señor durante esta prueba, Nara?

Amar a quienes no son amados. Orar por la otra mujer y su matrimonio.

¿Cuáles fueron los momentos más difíciles que Dios te ayudó a superar, Nara?

Saber que podían verse todos los días porque trabajaban juntos. La ausencia de intimidad durante todo el tiempo del desierto. Ver que él no hizo ningún esfuerzo por cambiar nuestra relación, no entendió ni se dio cuenta de mi dolor.

Nara, ¿cuál fue el “punto de inflexión” de tu restauración?

Fue un día a la vez. Dios lo moldeó como persona y también me moldeó a mí.

Cuéntanos cómo sucedió, Nara. ¿Tu Thomas entró por la puerta principal? Nara, ¿sospechaste o te diste cuenta de que estabas cerca de ser restaurada?

Al igual que en algunos testimonios, me tomó un tiempo darme cuenta que mi matrimonio fue restaurado por Dios. La razón de esta inseguridad es porque somos dos personas imperfectas que necesitamos ser tratadas, sanadas, liberadas y perdonadas cada día por la misericordia de nuestro Padre, porque cometemos errores y lastimamos principalmente a quienes amamos, pero cuando invitamos a Dios a dirigir nuestro camino, Su voluntad es soberana.

Thomas se fue de casa y se fue a vivir solo, yo lo presionaba para que volviera, pero a los 5 meses se fue de nuevo y a los 3 meses volvió por voluntad propia y se quedó para siempre. En un momento de gran dolor, sentí en mi corazón que él volvería cuando menos lo esperara. Hubo un cambio claro de comportamiento y actitudes.

Me costó un tiempo entender la restauración debido a la falta de intimidad, al principio del desierto él dijo que ya no tenía deseos por mí, así que puse en mi corazón que la restauración dependía de ello. Entiendo y sé la importancia de las intimidades en el matrimonio, pero también entiendo que Dios trabaja con nosotros conforme a Su voluntad. Thomas y yo estamos siendo pulidos cada día.

Soñé con una disculpa llena de promesas y juramentos de amor, pero mejor que yo, mi Padre sabe lo que necesito y estoy preparada para recibirlo. Mi hija también ha sido cuidada por Dios, ha iniciado una relación con un chico y dice estar enamorada. ¡Dios de los milagros!

¿Recomendarías alguno de nuestros recursos en particular que te haya ayudado, Nara?

El libro  Cómo Dios Puede y va a Restaurar su Matrimonio  y los  testimonios .

¿Estaría interesada en ayudar a animar a otras mujeres, Nara?

Sí.

De cualquier manera, Nara, ¿qué tipo de estímulo te gustaría dejarles a las mujeres, como conclusión?

Cree que a Dios le interesa más vernos felices y libres. La familia es la base de una vida plena para todo ser humano. Nuestra satisfacción viene de Dios, sólo Él puede hacernos completos.