Hermanas, mi Esposo Celestial me mostró tantas cosas que tenía en el corazón y, más que eso, usó a la gente para mostrarme lo inflexible que era y cuánto deseaba tener la razón a toda costa. Mi madre, con mucho amor, me dijo que necesitaba cambiar mi forma de hablar, tener dulzura en mis palabras porque muchas veces era un poco brusca sin darme cuenta. Alabo sinceramente a mi Creador por la oportunidad de atravesar este desierto y tener un encuentro conmigo y con Él.
Quiero animarte a que vengas aquí todos los sábados para compartir tres cosas por las que estás agradecida, relacionadas con la semana pasada. Así es como convertimos el agradecimiento en un hábito, lo que por supuesto cambia la vida