Los silencios. Hubo momentos de mucho silencio; pensé que Dios se había olvidado de mí. Pero siempre me mostró su misericordia. Fue difícil porque mi esposo terrenal estaba lejos de casa. Después de dejarlo sin hogar durante casi cuatro meses, coincidió con la emergencia de la COVID-19. No pudo venir tan a menudo a ver a los niños por la cuarentena. Pero ¿saben qué fue maravilloso? Mi amado Padre fue mi proveedor. ¡A mis hijos y a mí nunca nos faltó nada, bendito sea Dios!
Quiero animarte a que vengas aquí todos los sábados para compartir tres cosas por las que estás agradecida, relacionadas con la semana pasada. Así es como convertimos el agradecimiento en un hábito, lo que por supuesto cambia la vida