Al mismo tiempo, mi cónyuge aprovechó para recordarme que cuando el termine de pagar otra deuda que tenemos en conjunto, ya no tenemos nada que nos ate ni razón para hablarme. Esta vez fue totalmente diferente, no senti deseos de rogar, de insistir, de actuar en mi carne…
El Señor es mi pastor; nada me faltará. En verdes pastos me hará descansar. Junto a aguas de reposo me guiará.…