El Señor conocía mi carácter, sabía que era necesario que el fuego se calentara más para que yo despertara. ¡Fue entonces cuando el fuego se calentó de verdad! Quedé embarazada de mi segunda hija, y empecé a enojarme porque vi que a Mateo no le importaba la familia, no me hablaba para nada, el muro de odio se había instalado en mi casa, discutía por todo. Lloraba en los rincones mientras le preguntaba a Dios qué pasaba con mi familia y dónde estaba el hombre que me había dado para casarme.
quiero animarte a que vengas aquí todos los sábados para compartir tres cosas por las que estás agradecida, relacionadas con la semana pasada. Así es como convertimos el agradecimiento en un hábito, lo que por supuesto cambia la vida