Mi Amor me colma de Consuelo

“Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordias y Dios de toda consolación,  el cual nos consuela en todas nuestras tribulaciones, para que podamos también nosotros consolar a los que están en cualquier tribulación, por medio de la consolación con que nosotros somos consolados por Dios.” 2 C134

Continuando con mis Alabanzas del último mes, una semana después del quebranto de salud de mi mamá, tuvimos la oportunidad de que ella se internara por medio de la seguridad Social para realizarle exámenes médicos, cosa que por medios simples es bastante complicado.

Aquí puedo comentarles que los últimos meses se han requerido de varios análisis médicos para que mi mamá pueda tener un diagnóstico médico, hasta el momento como había comentado, todos los exámenes los financiábamos entre todos, lo que nos llevaba mucho tiempo entre uno y otro para poder solventarlos.

Durante todo ese tiempo hemos orado para que nuestro Amado nos de dirección y un camino que seguir para poder llegar a un diagnóstico y tratamiento, ha sido difícil esperar el tiempo adecuado, pero a raíz del episodio en su salud que comente en el TA anterior, un familiar de mi cuñado que trabaja en uno de los hospitales de seguridad social, se ofreció a ayudarnos con sus contactos para que le dieran una orden de hospitalización para poder hacerle exámenes que ¡no nos cuesten absolutamente nada! Gloria a mi Amado por esto.

Alabamos a mi Amado por esta ayuda porque sabíamos que venían directamente de Él, y a pesar de que la espera ha sido dura hemos seguido confiando que nuestro Amado Señor tiene el control de todo.

A pesar de saber que la situación en su salud es complicada, y sumarle que el ver a nuestros padres en condiciones dolorosas de salud es una prueba muy dura para nuestro corazón de hijos, todos sabemos (incluso mi mamá) que toda obra para bien para aquellos quienes lo aman.

El estar en el hospital, turnándome con mi hermana en esos días para estar con mi mamá, ha sido difícil y por ratos mi hermana me comentaba que tenía muchas ganas de llorar, pero nuestro Amado nos ha alentado, hemos sentido su protección, pero por sobre todo Su Consuelo en esos momentos. Un Consuelo que da fuerza y da muchos ánimos para continuar.

Puedo comentarles como ejemplo uno de esos días, regresé a casa en la tarde para bañarme y cambiarme para pasar la noche en el hospital, me recosté en el sofá de mi casa, y dejé  que mi dolor saliera y me imaginaba en los brazos de mi Amado, me veía pidiendo un abrazo y que me consolara, solo quería eso; al poco rato me llega un mensaje de una querida amiga del Ministerio, quien no sabía lo que yo le estaba pidiendo a mi Amado en ese momento,  ella solo se había dejado guiar y envió una Alabanza que me permitió alabarlo en medio de mis lágrimas y sintiendo Su amor y consuelo, lloraba y sonreía porque lo sentía ahí conmigo, era una Alabanza que me recordaba quien es mi Amado y me recordaba que para El no hay imposibles, solo basta creer .

“Porque lo dice el Alto y Excelso, el que vive para siempre, cuyo nombre es Santo: «Yo habito en un lugar santo y sublime, pero también con el contrito y humilde de espíritu,
para reanimar el espíritu de los humildes y alentar el corazón de los quebrantados. He visto sus caminos, pero lo sanaré; lo guiaré y lo colmaré de consuelo.
Y a los que lloran por él les haré proclamar esta alabanza: ¡Paz a los que están lejos y paz a los que están cerca! Yo los sanaré», dice el Señor” I57151819