Happy fall woman throwing leaves

"Porque tu marido es tu hacedor; Jehová de los ejércitos es su nombre: Y tu redentor el Santo de Israel; Dios de toda la tierra será llamado" Isaías 54:5

"El amor es paciente, es bondadoso, el amor no es envidioso ni jactancioso, ni orgulloso, no se comporta con rudeza. Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor jamás se extingue" 1 Corintios 13: 4-8

Escribo con mucho gozo para la honra y gloria de Jesús el hijo de Dios. 

En 2013 mi novio y yo decidimos casarnos y comenzar una vida juntos, teníamos muchos sueños y deseos por cumplir como todo matrimonio, transcurrido el tiempo y a tres meses de cumplir cinco años de casados, en 2017 decidimos separarnos. Yo tenía mucho odio en mi corazón y al mismo tiempo una nostalgia indescriptible . Un dolor tan inmenso que sólo quienes han vivido ésta experiencia pueden entender, lloraba todo el tiempo en mi cuarto y aunque intentaba continuar con mi vida siempre estaba triste.

A inicios de 2018 mi esposo se regocijaba de tener una vida increíble y llena de alegría y felicidad al lado de otra mujer. Aunque él no me lo había dicho yo lo sabía por parte de otras personas y la rabia me carcomía por dentro, la economía en mi vida se vino abajo y tuve que trabajar para mantenerme a mí y a mi hija de cuatro años. En el trabajo conocí a un hombre muy apuesto y caballeroso y en medio de mi dolor me había convencido de que tenía que rehacer mi vida tal como lo aconsejaban amigos míos. 

A punto de cometer un error, algo dentro de mí no me lo permitió, al poco tiempo dejé ese trabajo y comencé por primera vez en muchos años a dedicarme a mi hija y a mi hogar puesto que siempre había trabajado para aportar al sostén de la casa. A medida que pasaba el tiempo mi esposo comenzaba a buscarme para salir solos. 

Yo me sentía tan vacía por dentro y tan necesitada de amor y mi vida no era la vida que yo quería aunque intentaba cada día ser optimista, algo dentro de mí me carcomía. 

Yo le enviaba mensajes diarios a mi esposo los cuales él no me contestaba y poco antes había mencionado el divorcio como una opción (entonces enfurecida comencé a discutir con él) esto solo trajo problemas y más problemas. 

Estaba tan sumergida en la depresión que intenté el suicidio en algunas ocasiones, visité al psicólogo y hablaba con amigos cristianos pero nada podía contra eso.

En marzo de 2018 recibí una visita inesperada, era la otra mujer y me confesó todo lo que había estado teniendo con mi esposo durante tres meses y yo escuché de principio a fin todo lo que tenía que decir (grave error pues después el enemigo utilizaba ésto para torturarme en mis pensamientos). 

Así que después de ésto yo le envié un mensaje a mi esposo para decirle que quería mis cosas porque se había terminado, él llegó a buscarme más tarde para "disculparse", sin embargo; esto no cambió en nada nuestra situación pues él solo venía a buscar a mi hija una vez por semana por un rato. 

Teníamos planes de irnos a vivir juntos cerca de donde él trabajaba pero un día antes de la mudanza mi teléfono se descompuso y me ví obligada a ir a buscarlo y lo encontré con la otra mujer. 

Mi ira contenida provocó que tomara justicia con mi propia mano y me hiciera de palabras con ellos, luego una vez que se fue la otra mujer me avalancé sobre él con mucha violencia. Luego le pedí perdón pero el daño ya estaba hecho. 

Junio 2018

Nos fuimos a vivir juntos pero mi corazón estaba tan herido y lastimado que a menudo recordaba todo lo que había vivido meses atrás. Un mes antes de mudarnos comencé a asistir a una iglesia por consejo de mi madre y había encontrado el libro de “ Como Dios Puede y Va Restaurar Su Matrimonio" , lo había leído y había creído que Dios podía hacer milagros pero aún Dios no me había confrontado y seguía siendo la misma persona de siempre. 

Yo me empecé a ocupar de mi esposo y de mi casa de tiempo completo y los domingos a la iglesia, pero el enemigo me llenaba de ideas y noticias que mantenían mi pensamiento y corazón lejos de Dios. 

Para julio de 2018 me bauticé y me hice miembro de la iglesia donde crecí, en ese mismo mes hubo una reunión nacional a la cual asistí con mi esposo y para mi sorpresa ahí estaba también la otra mujer que se había bautizado un mes atrás. Lo peor vino cuando una semana después mi esposo la fue a buscar para decirle que se fueran a vivir juntos y muchas cosas más. Ella aceptó y al mes mi esposo estaba fuera de casa con ella y yo estaba devastada y llena de vergüenza. 

Mi pastor no tenía esperanzas para mí pues en una llamada me dijo "Si fue infiel lo volverá a hacer" esa fue la última palabra que le oí decir pues colgué el teléfono y no supe más de él. Nadie más tenía palabras de esperanza para mi matrimonio pues todos decían que era de esperarse de él y que yo merecía a alguien mejor. 

Cada día que mi hija se iba a la escuela yo me la pasaba llorando, no comía y no salía. Poco a poco mis amistades y familiares cortaron comunicación conmigo. 

Fue ahí cuando: "Dios me llevó al desierto, alejándome de todas las personas y con sus lazos de amor me atrajo hacia Él"

Yo tenía muchas preguntas y pocas respuestas, comencé a orar todas las mañanas y noches e hice los Cursos de RMI. Fue difícil aplicar los principios bíblicos en mi vida y la prueba más grande fue perdonar. Dios cada día me confrontaba con su palabra y yo por fin pude ver lo que ocasionó nuestra separación y problemas matrimoniales: 

*Siempre fui orgullosa e iracunda, gritaba y ofendía si las cosas no se hacían como yo quería. Le gritaba a mi esposo todo el tiempo que era un inútil, que lo odiaba, que había arruinado mi vida, que era un tonto, le insistía en cambiar para que dejase de ser un bueno para nada. 

*Nunca dejé que mi esposo tomara lugar como cabeza de la casa ni en el ámbito financiero pues siempre tomaba la delantera trabajando y le echaba en cara lo  fabulosa e inteligente que era según yo. 

*Siempre había sido líder de algún ministerio en la iglesia y dejaba a mi familia para realizar el trabajo ministerial y empujaba lastimosamente a mi esposo a asistir aún cuando él no quería. 

*Conseguía amistades y las ponía por encima de mi esposo. 

*Me quejaba de todo lo que hacía mi esposo y de la situación en la que vivíamos y le recriminaba todo el tiempo. 

*Comencé  a hablar mal de él todo el tiempo con otras personas. 

*Comenzaba a mirar a otros hombres y descuidar la intimidad con mi esposo terrenal, justificándome  y diciendo que era porque me sentía sola. 

Fui la mujer necia que con mucha fuerza destruyó su hogar Proverbios 14:1

Fui la farisea que se creía mejor que otros (Lucas 18:9-14) y que juzgaba con malicia cuando estaba en casa, pero todos veían la superficie en mí; una mujer bondadosa, espiritual, buena, etc. Cuando Jesús me hizo ver todo esto, caí rendida y humillada a sus pies. Conforme buscaba el verdadero perdón de Cristo y su voluntad en mi vida mi esposo terrenal cambiaba conmigo, empezaba a venir seguido y como vivimos lejos de su familia y la mía y de conocidos, él nos mantenía para que yo no tuviese que descuidar a mi hija. 

Tantas promesas me dio el Señor que las ví hacerse realidad en mi vida, El siempre proveía para mi, me abrazaba por las noches y consolaba y sanaba el corazón de mi hija. Le pedí perdón a mi esposo por todo el daño que le causé en el pasado y por haberle engañado y cada día le perdonaba a él y a la otra mujer. Conocí a Jesús como un  Esposo Celestial y dejé que su amor me cobijara cada día. 

Durante un ayuno de tres días, el Señor sanó mi corazón de haber sido abusada cuando era niña y desde ahí me dí cuenta de que había tantas heridas que tenía que rendir a Jesús para poder ser transformada y comenzar a ser libre. No tenía que pedirle nada a mi esposo terrenal, porque mi amado Jesús proveía para mi; seguridad, cuidado, amor, paz. Mi esposo terrenal comenzó a notar un cambio en mí y me lo hizo saber frente a su familia, el dijo que yo era mucho mejor de lo que era antes. 

En las madrugadas oraba y me sentía tan feliz de que el Señor estuviese contestando mis preguntas. A diario le decía: "Eres todo lo que anhelo, eres todo lo que quiero, eres todo lo que necesito" al principio no era una realidad al cien por ciento pero intentaba que lo fuese, hasta que así fue. 

También fui movida por el Espíritu Santo a orar por la otra mujer y sus hijos, pues Dios me recordó el sufrimiento del adulterio pues yo fui producto de uno por parte de mi padre que no es creyente, viví golpes, maltratos y una infancia y adolescencia de abandono que dejaron marcas en mi corazón. Por esa razón yo no sabía lo que era una mujer piadosa como lo describe proverbios 31. Fue en enero de este año (2019) que la palabra de Dios y el Espíritu Santo me movieron a compasión para bendecir la vida de la otra mujer y orar por ella varios días, fue al cabo de este tiempo que pude entender lo que dice proverbios respecto a la mujer extraña y la forma en que se vuelve amarga como el ajenjo y aguda como un cuchillo de doble filo. 

Después de soltar a mi esposo verdaderamente en mi corazón Dios comenzó a mover lo necesario y me pidió volver a casa. Las cosas en el área financiera se volcaron en su contra y yo había dudado un poco en esto, lo confieso porque él tenía muchas posesiones, pero le dije al Señor muéstrame tu gloria y Él lo hizo. Porque está escrito en proverbios que el hombre adúltero es reducido a un bocado de pan. Vi su palabra cumplirse. 

Cuando mi esposo terrenal volvió comencé a sentir dificultad enorme para orar, ayunar y pasar tiempo en intimidad con mi Amado Celestial pues debía ocuparme de la casa y la familia. Sin embargo; les comparto que hay días que mi esposo debe viajar para trabajar y es cuando mi Señor me dice; Ahora es nuestro tiempo y yo me siento muy contenta porque tengo esa libertad de estar con Él en su presencia. 

Mi esposo terrenal no volvió amándome como yo imaginaba, al contrario era muy distante y ahí entendí que debía mostrarle el amor incondicional que el mismo Jesús me mostró cuando me trajo a Él. No fue fácil pero el amor que le tengo a Jesús es tan grande que por Él puedo hacerlo y por su ayuda que me da cuando siento desmayar. 

Han pasado seis meses y aunque sigo cometiendo errores a veces como persona, esposa y madre, he entendido que la restauración es un proceso de toda la vida hasta que seamos perfectos a la imagen y semejanza de Jesús. Mientras tanto sigue sanando mi corazón y sigo en obediencia rindiendo al Señor mis pensamientos, deseos y acciones. Aún sigo confiando en que Dios va a terminar la obra que ha comenzado en mi matrimonio, en mí y en mi esposo, espero que mi Señor también lo encuentre como a mí me ha encontrado y que juntos podamos servirle a Él. 

Si hoy te encuentras en la brecha quiero animarte a que busques a Dios en lo secreto de tu cuarto y te rindas a Él, busca su voluntad y escucha lo que en su palabra tiene para ti. Solamente El tiene las respuestas de tus preguntas. 

"Dará  ella bien y no mal todos los días de su vida" Proverbios 31:12

PD.     Gracias Veronica de RBG por compartir tu experiencia y por ser esa dama que aconseja a las más jóvenes como hijas, que Dios te bendiga siempre a ti y a tu familia. 

~ Mar