♕ La Promesa del día: “Si saben esto, serán felices si lo practican”. Juan 13:17
La semana pasada aprendimos que el primer principio es ser bendecida y que:
¡Dios QUIERE bendecirte!
Y la segunda parte es :
¡El Señor espera y anhela bendecir a todos y cada uno de los que le anhelan a Él. Es su propia naturaleza QUIERE bendecirnos !
Esta semana nos gustaría llegar a entender por qué hay algunos creyentes que no son bendecidos mientras que hay otros creyentes que parecen ser tan bendecidos que no pueden contenerlo.
Lo que quiero decir es que estos individuos son tan bendecidos que las bendiciones están, literalmente, rebosando y derramándose sobre cualquiera que esté cerca de ellos. Yo no sé ustedes, pero este es el tipo de bendiciones que yo quiero tener. El tipo de bendición que es "apretada y rebosante". Quiero tanto de Dios que me sobre mucho más para transmitirle a todo el mundo cerca de mí. ¿Es esto lo que quieres también?
Así que, si es cierto que Dios quiere bendecirnos, entonces ¿por qué sufren algunos creyentes?
Principio # 2 ¡El sufrimiento y el dolor nos ayudan a obtener la madurez necesaria para disfrutar de la bendición!
A todos nos gusta pensar que nuestro milagro vendrá a nosotros en la forma de ganar la lotería. En otras palabras, que, de repente, estaremos al instante y gloriosamente bendecidas, nunca necesitando una bendición más en el futuro. Sin embargo, cuando una bendición simplemente cae en nuestro regazo, la verdad es que estamos total y absolutamente sin preparación para manejar la situación. Así que, en lugar de ser una verdadera bendición, la bendición se convierte en una maldición para nosotros.
La manera que Dios diseñó para recibir sus bendiciones fue a través de las nubes oscuras. Mediante la fatiga, el dolor, el sufrimiento, la lucha y la tristeza es la forma en que experimentamos y aprendemos la madurez necesaria para mantener y disfrutar de nuestra bendición.
Una vez vimos un documental que entrevistaba a personas que habían ganado la lotería. Todos, excepto uno de los que la habían ganado recientemente, se encontraron con que el dinero que ellos habían soñado que los haría felices, en realidad destruyó sus vidas. Se les había dado a ellos antes de que estuvieran listos para asumir la responsabilidad. Ellos tampoco habían trabajado o sufrido para obtenerlo, sino que cayó en su regazo.
Cuando estás en medio de pruebas, como en tu matrimonio, cada día deseas que tu cónyuge llegue a casa ese mismo DÍA o que milagrosamente cambie durante LA NOCHE. Es nuestra naturaleza que no quiere esperar. ¿Y quién de nosotras quiere continuar lastimándose o derramando una lágrima más?
Sin embargo, ¿no hemos olvidado como el sufrimiento que nos trajo hasta aquí, nos llevó a Él, cómo nuestras pruebas hasta el momento nos han cambiado de maneras increíbles? Ninguna de nosotras somos la misma persona que éramos. Estamos completamente transformadas y lo que nos importa ahora no es nada comparado a lo que era antes. Si eres como yo, miras hacia atrás a la manera que fuiste y te avergüenzas. Sin embargo, qué tan pronto nos olvidamos de que el Señor nos dijo que somos transformadas de gloria en gloria.
Así que vamos a leer el versículo de nuevo para ver si podemos obtener más de el:
2 Corintios 3:18 (NBLH)
“Pero todos nosotros, con el rostro descubierto, contemplando como en un espejo la gloria del Señor, estamos siendo transformados en la misma imagen de gloria en gloria, como por el Señor, el Espíritu.”
Si estás agotada y has estado pensando "cuánto tiempo" durará este viaje de Restauración, detente un minuto para mirar hacia atrás y recordar cómo estas pruebas te han cambiado.
Hoy mientras trabajaba en unos Testimonios de Matrimonios Restaurados me llamó la atención con total asombro la cantidad de personas que explican con gran detalle lo difíciles que fueron sus pruebas, ¡pero cada una de ellas no hubiera querido perder o cambiar una cosa! Me siento así también. ¿Entonces por qué, cuando escribí por primera vez esta serie, estaba harta de todas las pruebas que he compartido que me estaban golpeando, una detrás de otra, y por qué deseaba que terminaran? Al parecer, me había olvidado de cómo llegué a este lugar en mi vida.
Como dije en el 2004, me decidí a relajarme en un baño caliente y abrí el Devocional Manantiales en el Desierto y comencé a leer uno de mis favoritos:
Manantiales en el desierto 9 de enero
"Porque tengo por cierto que lo que en este tiempo se padece, no es de comparar con la gloria venidera que en nosotros ha de ser manifestada." (Romanos 8:18).
Durante un año aproximadamente guardé el capullo de una "mariposa emperadora." Su construcción es muy peculiar. En una de sus extremidades tiene una abertura muy estrecha por la cual el insecto fuerza su salida. Es una maravilla el ver que cuando el gusano sale del capullo, éste permanece tan completo corno cuando contenía al insecto, y no se nota que se rompan las fibras entretejidas cuando sale el gusano. La gran desproporción que existe entre la anchura de la salida y la grosura del insecto aprisionado, le hace a uno creer que la salida es imposible, la cual el gusano siempre la realiza con gran trabajo y dificultad. Se supone que la presión a que el insecto se halla sometido a pasar por una abertura tan estrecha, es una provisión de la naturaleza para forzar los jugos en las vasijas de las alas, las cuales en el período de salida de la crisálida están menos desarrollados que en otros insectos.
Observé los primeros esfuerzos que mi gusano aprisionado hizo para escapar de su largo encarcelamiento. Me paré toda una mañana, observando con paciencia de vez en cuando los esfuerzos y la lucha que el insecto realizaba para salir del capullo. Parecía que no podía ir más allá de un cierto punto, hasta que por fin se me terminó la paciencia. Muy probablemente las fibras de su confinamiento estaban más secas y eran menos elásticas que si se hubiese dejado el capullo durante todo el invierno en el lugar que la naturaleza lo había colocado. De cualquier forma, yo creí que era más sabio y compasivo que su Hacedor, y decidí echarle una mano. Con las puntas de mis tijeras corté los hilos aprisionadores para facilitarle la salida sin tanta dificultad. Inmediatamente mi gusano salió con gran facilidad arrastrando su cuerpo hinchado y sus alitas arrugadas. En vano esperé ver el maravilloso proceso en que estos insectos se desarrollan con gran rapidez a la vista de uno. Al fijarme en los muchos y diversos lunares de diferentes colores que el insecto poseía en miniatura, anhelaba que estos asumiesen sus debidas proporciones y que el insecto apareciese en toda su belleza. Pero todo fué en vano. Mi falso sentimiento, causó su ruina y él no llegó a ser otra cosa sino un aborto sin desarrollo, que pasó su breve vida arrastrándose penosamente, en vez de habérsela pasado volando por los aires con sus alas preciosas.
Con mucha frecuencia me he acordado de ésto cuando he observado con lástima a aquellos que luchan con el dolor, el sufrimiento y la calamidad. De buena gana hubiese cortado su disciplina y los hubiese rescatado. ¡Pero pobre miope! ¿Cómo puedo yo saber qué estos dolores o gemidos son innecesarios? La visión del amor perfecto que busca la perfección de su objeto, no se acorta débilmente por el sufrimiento presente y pasajero. El amor de nuestro Padre es demasiado verdadero para debilitarse. Porque Él amó a sus hijos, Él los castiga para que participen de Su santidad. Mirando este glorioso porvenir, Él permite que sufran. Haciéndonos perfectos por medio del sufrimiento como lo fué el Hermano Mayor, los hijos de Dios son entregados para la obediencia y llevados a la gloria por medio de mucha tribulación.
Como dije, fue cuando terminé de leer esa historia cuando de repente me acordé de que, en medio de todas las pruebas de la semana, había fallado en terminar de escribir el mensaje de esta semana. Así que salí del baño, pero en vez de estar triste estaba agradecida. Agradecida por un Padre Celestial que me ama lo suficiente como para dejarme crecer; que me cambiará para ser más como Él. Sus caminos no son mis caminos y Sus pensamientos no son mis pensamientos.
Y como yo también dije: Me hizo feliz saber que Él no ha terminado conmigo todavía. ¡Gracias Señor por las pruebas; de nuevo me regocijo!
Afortunadamente y humillantemente veo cuántos años le ha llevado al Señor transformarme y ayudarme a madurar. Fue sólo en los últimos días cuando me di cuenta de que yo no quería ser liberada o salvada de mis pruebas actuales, porque sólo en el fuego puedo realmente sentir Su presencia al máximo.
Daniel 3:24 (NBLH)
“Entonces el rey Nabucodonosor se espantó, y levantándose apresuradamente preguntó a sus altos oficiales: “¿No eran tres los hombres que echamos atados en medio del fuego?” “Así es, oh rey,” respondieron ellos. “¡Miren!” respondió el rey. “Veo a cuatro hombres sueltos que se pasean en medio del fuego sin sufrir daño alguno, y el aspecto del cuarto es semejante al de un hijo de los dioses”.
¿Qué hay de ti? ¿Dónde estás tú en tus pruebas y cómo te sientes acerca de ellas?
Ahora es momento de hacer su Diario. Si usted tiene un testimonio de alabanza que le gustaría compartir sobre el mensaje de esta semana, por favor tome un momento para HACER CLIC AQUI y PRESENTAR UN Testimonio de Alabanza.