♕ La Promesa del día: “Adora al Señor tu Dios, y él bendecirá tu pan y tu agua. 'Yo apartaré de ustedes toda enfermedad'”. Éxodo 23:25
Hoy quiero compartirles un testimonio más de la Grandeza y Poder de Dios. Yo, el año pasado sufrí una enfermedad pulmonar grave que me tuvo por varios meses con descanso médico, pero gracias a la mano de mi Amado, pude superarlo. Apenas se dio a conocer de que el coronavirus llegó a mi país, tuve miedo pues sé que era una persona de riesgo, así que era muy cuidadosa en la limpieza y trataba en lo más mínimo de salir a la calle.
Recuerdo que hace unos meses, comencé con malestar general y escalofríos constantes, yo en ese momento imaginé que me había resfriado, y como no tenía tos, como era el síntoma más frecuente del coronavirus, no tomé mayor cuidado y pensé que poco a poco se me pasaría. Fue ahí que un día vino de visita el papá de mi hija y me vio enferma, él me compró medicina de su propio dinero, y vino después a verme para saber si estaba mejor (lo cual conté en un testimonio anterior, ya que para mí fue asombroso ver su preocupación por mí). Gracias a la medicina que me trajo, la cual no era específicamente para el coronavirus, yo me sentí mejor y seguí mi vida normal.
Tiempo después, me llamaron de mi trabajo pidiéndome reincorporarme a mis labores, yo estaba feliz pues había pasado meses sin cobrar sueldo, sin embargo para esos días sentí nuevamente malestar general y no sabía que me pasaba. Fui a sacarme la prueba de Covid como me pidieron en la empresa y grande fue mi sorpresa al dar positivo, pero según la prueba ya no contagiaba pero si había tenido la infección en algún momento.
Quedé realmente sorprendida, pues a pesar de mis débiles pulmones yo no enfermé de gravedad al contraer el virus y pasó por mí como una simple gripe sin haber tenido que tomar siquiera la medicina correcta para lo que tenía. Lo maravilloso es que mi Amado se encargó de protegerme no solo a mí y a mi hijita de solo 5 años, quién a pesar de que duerme conmigo, nunca enfermó. Si no también a mis padres, sobre todo a mi papá, quien sufre de hipertensión y una enfermedad hepática grave, él todo este tiempo ha estado bien, lo cual me muestra el maravilloso Poder de Dios y como Él se encarga de proteger a mi familia. Uno de mis hermanos que también vive conmigo, dio positivo al virus también, él al igual que yo, tampoco supo que había estado enfermo y a pesar que sufre de asma, él nunca enfermó gravemente.
Hace poco yo sufrí la pérdida de una gran amiga a causa de este virus, ella era una persona joven y sin ninguna enfermedad, por eso sé que este virus es muy letal y ataca con fuerza a quienes la padecen. Es por eso que no puedo dejar de alabar lo que mi Amado ha hecho por mí y mi familia, sé que Él escuchó todas mis oraciones pidiendo su protección.
Después de esto no me permitieron trabajar aún y sé que en otro momento algo así me hubiera desanimado, pero ahora alabo a Dios y le doy gracias, pues para mí, más importante que el dinero, es la vida y salud de mis seres queridos. Sé que ahora Su voluntad es que me siga quedando en casa, cuidándome aún de las secuelas que la enfermedad deja en el cuerpo y que siga teniendo todo el tiempo disponible solo para Él. Yo no debo preocuparme, pues todo este tiempo sin trabajo, no me ha faltado nada, gracias a Dios Todopoderoso mi hija y yo nos hemos podido sostener sin tener que pedir dinero al papá de mi hija. Esto es solo una muestra más del poder maravilloso de Dios, nunca dudemos que estamos en Sus manos todo el tiempo y que Él nunca nos deja solas.
Si bien Él no nos dice que nos librará de las pruebas, Él nos promete que nos ayudará a salir bien libradas de ellas. ¡Esa es su mayor muestra de amor!
Su promesa:
“Alaba, alma mía, al Señor; alabe todo mi ser su santo nombre. Alaba, alma mía, al Señor, y no olvides ninguno de sus beneficios. Él perdona todos tus pecados y sana todas tus dolencias. Salmo 103:1-3
~ Louan en Perú