¡No se dejen engañar!

El que detiene el castigo, a su hijo aborrece; Mas el que lo ama, desde temprano lo corrige. Proverbios 13:24

Mi Amado no ha dejado de guiarme ni un solo instante desde que empecé el camino de la maternidad y he buscado con todo mi corazón su guía para educar a la princesa que Él me dio. Y quiero alabar al Señor con todo mi ser porque sus métodos, sus planes y sus enseñanzas sobrepasan en calidad y cantidad las formas del mundo. También, agradezco a Erín y a todas las bellas novias que trabajan para que podamos acceder a los materiales y recursos.

En esta oportunidad, quiero contarles que llevo más de dos meses trabajando y cooperando con el Espíritu Santo para aprender y literalmente absorber todo lo que más puedo de la lectura del capítulo de Las Enseñanzas de tu Madre y mi alabanza de hoy es por la manera en que mi Amado Esposo Celestial y Padre Eterno de mi hija me va llevando por la senda estrecha mientras educo a mi hija en casa.

No he podido pasar al siguiente capítulo, algo que antes me ponía mucha carga porque sentía que no avanzaba, pero he entendido que cuando eso me sucede es porque hay más por aprender y que correr no me garantiza nada; mientras que ir a Su ritmo es 100 veces más seguro.

Pues bien, he contado en las reuniones de compañerismo que mi Amado me ha mostrado heridas profundas de mi corazón por medio del estudio de esta lección y también compartí que me ha llamado a amar a mi mamá y a perdonarla a ella y a mi misma por ser rebelde.

Pero esta vez, el capítulo me llevo a un tema del que se escucha mucho y que es visible en público: cómo disciplinar a los hijos. No me creerán mis amadas lo que ÉL hizo para mostrarme como Su método es confiable y certero. Y toda vez que ÉL quiere obediencia y no sacrificio, me enamora saber que los testimonios de otros son su respuesta a mis preguntas, dudas y oraciones.

En esa lección se habla ampliamente de la disciplina: cómo Él nos guía a hacerlo a su manera, cuándo no hacerlo, cuál es el fundamento para la disciplina y los mitos de este tiempo: desde el hijo de carácter fuerte, el desafío deliberado, no romper el espíritu de niño, las leyes del gobierno, los reproches de familiares y amigos, tiempo de castigo, eliminar privilegios, y el más conocido: ¡estás castigado!

Hermosas, mi et me compartió la experiencia de uno de sus amigos más cercanos quien esta pasando una situación tremenda con su hija de 13 años quien desafiando la autoridad de su mamá se le enfrento, la reto y hasta intento alzarle la mano. Ante la situación, el padre (el amigo de mi et) irrumpió muy enfadado y tomando su correa, le dio 4 latigazos que dejaron marcas en su cuerpo pero más en su corazón. Esto que les cuento es apenas un ápice, la situación se salió de control, la niña denunció a su padre y ella terminó ¨protegida” por las leyes de mi país, por lo que su custodia está en manos del gobierno y tuvieron que iniciar procesos psicológicos, terapias y demás.

La prueba de esta familia fue el recurso que mi Amado uso para hacerme tangibles los aprendizajes de la lección. Mientras escuchaba el relato, en mi corazón rondaba el pensamiento: ¡no te dejes engañar!. Es muy fácil caer en la trampa porque la verdad sobre la disciplina ha querido ser negada, tergiversada y debatida. Mas mi Fiel Amor me dejo ver lo siguiente y es la razón por la que escribo este reporte para que no caigamos en la trampa.

Primero, la rebelión se opone a la autoridad y por lo tanto se opone a Dios, por eso los beneficios del castigo son más que todo espirituales. Segundo, el dolor es temporal para cambiar el carácter permanentemente. Tercero, la familia no es una democracia, Dios creo una línea de autoridad por un propósito. Cuarto, no solo hay que vencer la “voluntad” del niño sino además romper el espíritu de rebelión. Quinto, no hay que esperar a estar enojado. Por último, se corrige con vara, no con látigo ni cinturón P263. Y la lista es larguísima pero destaco estos puntos porque el no hacerlo como Él enseña trae tristeza, remordimientos y culpa.

Lo que se me reveló a mi corazón y lo que anhelo compartirles es que la negligencia, es decir la falta de cuidado, aplicación y diligencia de los padres en el cumplimiento de la obligación que tenemos para corregir y reprender a tiempo fue lo que llevo a que la situación se saliera de todo límite y al permitir tanto o dejar pasar la desobediencia de los hijos, no se detuvo a tiempo, no hubo castigo desde la primera vez que lo hizo, esto significa tanto a edad temprana como al inicio de un acto desobediente. También, me llevo a pensar que a veces socavamos la autoridad con debates verbales, discusiones interminables, explicaciones y justificaciones.

El propósito del castigo es redirigir la vida, el propósito con el uso de la vara es para que el niño asocie el pecado con el dolor y a su vez, los niños necesitan saber que no estamos enojados con ellos, sino que odiamos el pecado, que se revela en los comportamientos, sus palabras y hasta con los gestos y la mirada.

Definitivamente, Dios es mi ejemplo y mi esperanza. Solo con ÉL podré aplicar mis aprendizajes en esta materia y tomar la determinación de ganar cada situación con mi dominio propio para no ceder o ignorar las actitudes o comportamientos de mis hijos. La reacción inmediata, no tardía, controlada y oportuna en circustancias que ameriten el uso de la vara solo puede ser provista por Él y lo alabo, le agradezco y le exalto porque me ha permitido llegar a este conocimiento por misericordia cuando la arcilla es suave (mi niña tiene 2 años) y no en la juventud cuando se necesite un mazo para derrumbar el concreto.

Entretanto, mi responsabilidad es comunicar Su verdad y ser prudente. Con mucha aprensión en mi corazón escribí este testimonio, haciéndolo revisar por una mujer mayor pues tengo muy presente que antes de la caída está el orgullo P1618 . Y por supuesto, me exhorta a orar por quienes aún no tienen este conocimiento.

~ Mia Oseas