Después de 2 años de estar con RMI me cansé de luchar y esperar, quité la mirada de mi Padre, Todo lo que hacía, todo lo que entregué, y todo lo que estaba dispuesta a soportar era con el fin de obtener una restauración matrimonial. Me obsesioné con Sus promesas en vez de abrazarlas y poner mis ojos en El, El único que se merece Ser primero en nuestra vida.
Yo amaba trabajar como voluntaria en RMI, AyudaMatrimonial.com y ayudar a mi compañera en su ministerio RBG, Restaurada en Gracia. Pero al descuidar mi relación íntima con Jesús empecé a fallarle a Él, a RMI y a RBG. Así que, tuve que retirarme porque ya no podía seguir cerca de todo aquello que me recordaba las promesas de Dios a mi vida, y al no verlas cumplidas causaban dolor, rabia, desesperación, amargura y sentimientos de desilusión.
En mi rebeldía e inmadurez espiritual, le dije a Dios que El siempre seria mi Dios, y que yo le serviría por siempre pero que yo no me quedaría sola el resto de mi vida y si Él no me había regresado a mi esposo, yo buscaría otro. Me enfoque en lograr lo que yo deseaba, y lo que yo pensaba que me haría feliz. Conocí a un buen hombre y nos hicimos novios. Mi negocio floreció, nuestra relación era perfecta a mi parecer, pensaba que al fin había conocido al hombre perfecto para mí. Aunque de vez en cuando recordaba las promesas de Dios a mi vida y volvía a desear restauración matrimonial también pensaba que mi ex estaba feliz con su nueva esposa y yo, llena de orgullo y rabia me negaba a seguir amándolo y a esperar por él, así que ponía una pared en mi corazón y seguía con mi vida.
Después de 6 meses, por la misericordia de Dios, reconocí que estaba caminando en un error, que nada de esto me hacía feliz. Mi corazón pedía a gritos volver a los brazos de mi padre Celestial, añoraba tanto estar en Su presencia. Pero no sabia como volver. Me sentía llena de vergüenza por haberlo dejado, por mi rebeldía y también no quería lastimar a este hombre que había sido tan bueno conmigo. Pase 2 meses llorando porque me sentía vacía, sola, triste y llena de vergüenza.
Todo lo que yo podía orar era:
––Padre, se que te he fallado y aunque quiero volver a ti, no se como hacerlo. Pero sé que Tú puedes hacerlo por mí. Te entrego el control. Haz como tu quieras. Por favor Hazlo por mí
Clamé muchas noches, hasta que un día, al sentirme muerta en vida, mi corazón no pudo más, decidí rendirme a Él. Me arrodillé, y lloré como un bebe diciendo:
––Padre, no importa si tengo que estar sola contigo el resto de mi vida, lo acepto. Acepto lo que tu quieras, acepto Tu voluntad, solo te pido que me dejes sentir tu presencia porque ya no puedo más. Te necesito, Sin ti no se vivir. Me rindo a Ti. Has con mi vida Tu voluntad. Te entrego el control total de mi vida, y desde hoy seré tu sierva, y te serviré cada día de mi vida.
En ese momento Dios fue fiel y como dice su palabra: Él no desprecia un corazón contrito y humillado. Me tomó de vuelta, me envolvió en Su presencia, me perdonó, me cubrió con su amor, me rodeo con Sus alas, y con lazos de amor me trajo de regreso. Y en medio de esa experiencia sobrenatural, volví a escuchar su voz claramente.
Hablo a mi corazón diciendo:
––Hija mía, no temas, he estado esperando por ti. Por ahora, solo conoceme, enamórate de mí, porque quiero que lleves mi palabra a mis hijas amadas, que como tu un día lo estuviste, ellas están destrozadas al no ver sus matrimonios restaurados, enséñales a buscarme en intimidad, y todo lo demás vendrá en añadidura.
Dios confirmó lo que El habló a mi corazón en Isaías 42. Entonces comprendí la razón por la que mi matrimonio aún no había sido restaurado. Dios no era primero en mi vida. Porque mientras yo pensaba en mí, nuestro Amado Padre celestial pensaba en sus hijas. El quería llevar esperanza y aliento a Sus Amadas a través de mi. Así es como se Inició “De Corazón a Corazón, Restaurando Tu vida en el Señor”, un ministerio enfocado en buscar, y cultivar una relación íntima con Jesús.
Todas las cosas obran para bien de los que confían en Jehová, de acuerdo a Sus propósitos. Romanos 8:28
Padre tu fidelidad, tu amor y tu misericordia siempre me asombran. Gracias por amarme tanto y por haber usado para mi bien aun lo peor de mi. Te amo .
~Nancy