Oh Papito Dios, cuánto amor hay para nosotros en tu palabra!! Nunca imaginé que llegaría a estar donde me encuentro hoy, en una tribulación tan grande que parece nunca acabar, meses de lo mismo, hasta que decidí rendirme a tus pies, pude ver la luz al final del túnel. Señor no soy digna de llamarme hija tuya, sin embargo no puedo dejar de buscarte, pues este corazón te necesita, como el río busca al mar. Empecé el año desolada, triste y confundida, con el corazón hecho mil pedazos y hoy me has dado esperanza, has echo que mi fe aumente, que ría en medio del dolor y aunque aún me falte madurar en ti, ya mi vida no es la misma, Gracias Esposo mío, gracias por no dejarnos solos a mi hijo y a mí y también PERDÓNAME por cada momento en el que me he caído. Sola en mi cuarto de guerra, abro mi ventana y miró al cielo, deseando que bajarás y me abrazaras y me dijeras que todo va estar bien… Desearía tocar tu rostro, así que cierro los ojos y recuerdo que moriste por mí, recuerdo que en una cruz quedaron todos mis pecados, me lavaste y me limpiaste y cada mañana es una nueva misericordia para conmigo, al final veré mi promesa cumplirse por tu inmenso amor y fidelidad, Dios de los imposibles, cuan loca estoy para el mundo, cuán cerca estoy para ti!
“El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, más se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.” (Corintios 13: 4-7)
~Johanna