¿Estás haciendo fiesta en el desierto?

Anoche mientras meditaba en lo que le había dicho a mi Amado sobre como ahora, en esta etapa de mi vida, donde estoy atravesando crisis en varios aspectos de mi vida al mismo tiempo, me vi diciéndole que me sentía bajo ataque constante.

Si bien es cierto, las pruebas son una bendición que en general nos llevan a acercarnos a nuestro Amado, yo, últimamente me sentía tan apegada a El siempre en busca de un camino que seguir, en busca de provisión emocional y financiera, en busca de fuerzas, en busca de sabiduría, en fin, en busca de lo que Él me puede dar y de las maneras en las que me pueda socorrer.

Fue cuando en uno de esos episodios, me vi a mi misma que estoy en un periodo de prueba donde solo me dedico a buscarlo para apagar incendios (mentales), me vi a mi misma pidiendo, solo pidiendo, lleno mi mente y corazón de incertidumbres, clamores y note que ya no disfrutaba, que ya no pasaba el tiempo con El por El, sino por lo que ansiaba que resuelva.

Fue un golpe duro de realidad, me acorde que en las ultimas semana me indico que debo agradecer y alabarlo, que ahora, si lo pienso bien es el preámbulo para llevar a mi mente a enfocarme solo en El y no ser presa espiritual de los muchos problemas.
No sé si estos problemas iban en camino a convertirse en una especie de ídolo ante Sus ojos, pero si pude darme cuenta y quiero confesarme con ustedes en este asunto, que he fallado al poner mis angustias y problemas como prioridad en mis oraciones, en mis tiempos con El, en mis meditaciones y conversaciones en todo tiempo con El, mientras realizo mis actividades diarias.

Fue anoche como comentaba que por medio de RS pude ver el versículo de Éxodo 5 de manera diferente: “Después Moisés y Aarón entraron a la presencia de Faraón y le dijeron: Jehová el Dios de Israel dice así: Deja ir a mi pueblo a celebrarme fiesta en el desierto.” E51

Pude comprender que el Egipto de donde a veces somos sacados no solo es “el mundo” como podemos verlo con el entendimiento general, sino también puede ser la tranquilidad de contar con salud, la comodidad de vivir sin inconvenientes de provisión, la paz de vivir sin acusaciones o pleitos… En fin creo que puede ser un sin número de situaciones; pero note que fuimos sacadas de ahí para ir a un desierto con un objetivo específico: Celebrar fiesta en el desierto en honor a nuestro Amado.

Me realice esa pregunta, ¿estás haciendo fiesta en tu desierto en honor a Él? Pues tristemente, aunque lo amo y he visto maravillas durante todos los años que llevo conociéndolo, me vi haciendo una verdadera fiesta de dolor y lastima por las circunstancias actuales.

Con una pena grande, me confieso ante ustedes por ver lo que he estado haciendo en el desierto al cual Él me ha traído, ahora entiendo el porque me pedía semanas atrás que mejor diera alabanzas, aunque por el momento haya sido un sacrificio de alabanza, porque la alabanza nos desconecta de lo terrenal.

El alabar, me lleva a enfocarme solo en El, me lleva a enumerar como lo conocí en cada prueba pasada y superada, lo que EL hizo sin ayuda mía, me lleva a reconocerlo y admirarle por quien es El y disfrutarlo.

“He aquí Dios es salvación mía; me aseguraré y no temeré; porque mi fortaleza y mi canción es JAH Jehová, quien ha sido salvación para mí. Sacaréis con gozo aguas de las fuentes de la salvación. Y diréis en aquel día: Cantad a Jehová, aclamad su nombre, haced célebres en los pueblos sus obras, recordad que su nombre es engrandecido. Cantad salmos a Jehová, porque ha hecho cosas magníficas; sea sabido esto por toda la tierra. Regocíjate y canta, oh moradora de Sion; porque grande es en medio de ti el Santo de Israel. I1226

Entonces ahora pido a mi Amado poder escuchar Su voz cuestionándome si estoy rectificando mi camino en este asunto. “Perla, ¿estás haciendo fiesta en el desierto al que te lleve?, pues mi Amado es el Único que puede darme la fuerza y la gracia para abrazar esta hermosa lección que me ha dado.

Meditando en ello le pedia a mi Amado mas referencias en Su Palabra para guardar esta sabiduría y me dio: “Queridos hermanos, no se extrañen del fuego de la prueba que están soportando, como si fuera algo insólito. Al contrario, alégrense de tener parte en los sufrimientos de Cristo, para que también sea inmensa su alegría cuando se revele la gloria de Cristo” 1P41213

Lo cual me llevo a recordar el episodio que se manifiesta en Daniel 3
“—¡Pues miren! —exclamó—. Allí en el fuego veo a cuatro hombres, sin ataduras y sin daño alguno, ¡y el cuarto tiene la apariencia de un hijo de los dioses!”

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