Hace días que no escribo mis testimonios de alabanzas y el Señor ha trabajado en mi vida de maneras tan grandes que estoy segura que algo traerá a mi mente hoy para compartir.
Un par de meses atrás, luego de estar en el centro de la ciudad con mi mamá para visitar algunas tiendas fui interceptada mientras subía al bus y me arrancaron mi cadena de oro. Una cadena cuyo valor era más sentimental que material, pues tengo más de 20 años de tenerla conmigo y fue un obsequio de mi madre.
Yo voy muy poco al centro de la ciudad en bus, casi siempre ando en carro, pero ese día me tocó hacerlo y olvidé dejar la cadena en casa.
Caminé con mi mamá alrededor de unas 3 horas sin mayor inconveniente, luego fui a dejarla cerca de su parada de autobús y me devolví a tomar mi bus en otro sector. En el momento preciso de abordar el bus, sentí que algo me tiró hacia atrás y pude saber que era que me había quitado la cadena. En ese momento, sentí vergüenza así que no dije absolutamente nada, terminé de subirme al bus y le pagué al conductor para luego proceder a sentarme en la tercera fila.
Unos segundos pasaron luego de sentarme cuando el conductor se volvió hacia mí para decirme que descendiera del bus. Yo no comprendía porque me estaba pidiendo eso y puse cara de asombro, no obstante, él insistió en que me bajara pues en la esquina tenían a la persona que había tomado mi cadena. Sin saber mucho lo que estaba sucediendo, pues yo no había hecho, ni había dicho nada, procedí a bajarme del autobús y me dirigí hacia la esquina que me habían indicado. Para mi sorpresa, me topé con 2 policías vestidos de civiles quienes venían a mi encuentro por información sobre la situación.
Las posibilidades de que esto suceda en nuestra ciudad son relativamente escasas, pero aquí pude ver la mano de nuestro Señor, enviando ángeles para protegernos en situaciones que de momento nos resultan muy desagradables.
Doy gracias infinitas a mi Señor por haberme protegido en estos momentos pues no tuve ni siquiera un rasguño y por haber calzado todas las circunstancias para bien.
El Señor utiliza siempre cada una de las circunstancias para nuestro bien. Aunque el día parezca gris, siempre hay una luz hermosa que aparece y que llena de esperanza y colores nuestra vida.
Sus Promesas
Deuteronomio 31:8 El Señor mismo marchará al frente de ti y estará contigo; nunca te dejará ni te abandonará. No temas ni te desanimes.
2 Tesalonicenses 3:3 Pero el Señor es fiel, y él los fortalecerá y los protegerá del maligno.
~ Poppy en Costa Rica