♕ La Promesa del día: “Y mirándolos Jesús, les dijo: Para los hombres esto es imposible; mas para Dios todo es posible.” Mateo 19:26
De ~ Ailana en Perú
A pesar de toda la situación por la que vengo pasando en mi matrimonio, tengo el más dulce recuerdo de cómo mi EC (Esposo Celestial) me dejó en claro cuál era mi llamado.
En medio de todo el dolor que sentía en ese momento, recuerdo que una amiga muy querida me invitó a un evento del cual nuestra iglesia local era parte. Este evento era a nivel nacional y acogía a muchos misioneros a nivel mundial, así que no era de sorprender ver personas extranjeras en las actividades que realizaron por una semana.
Mi amiga, al verme llorando, me preguntó si me encontraba bien, y respondí: “La verdad es que desearía que oren por mí porque ya no sé quién soy yo, pero no lo quiero escuchar en español; debe ser alguien extranjero. Creo que me he vuelto infantil en este estado”. Mi amiga en su amor me llevó hasta la entrada de los camerinos de los expositores, sin embargo, nadie salió y regresamos a casa.
Días después, mi padre me dijo que me llevaría a donde quisiera pero que saliera de casa. Le dije que quería ir a otro evento en el que mi amiga estaba sirviendo. Así que fuimos con algunas personas más, incluyendo a un abuelito que estaba en sillas de ruedas.
Llegamos a un estadio pequeño donde los visitantes iban a las tribunas y se podía ver a los misioneros en la cancha de futbol cantando y bailando. Pasado bastante tiempo vi a 2 jóvenes (hombre y mujer) acercarse a la malla que los separaba de las tribunas. Veía que hacían señas así que traté de escuchar y al notar que nadie los ayudaba me acerqué a preguntarles si necesitaban algo. Me dijeron: “Si! Gracias, ¡hablas inglés! Queremos orar por el dueño de esa silla de ruedas ahí arriba” Les mencioné que yo estaba con esa persona, pero que no podía bajar escaleras y que tampoco hablaba inglés. Al verlos decepcionados les dije: “Miren, voy a traer mi celular, así grabo la oración de ustedes y luego se la traduciré a él” y dijeron que estaba bien.
Después de orar por el abuelito los jóvenes regresaron con su grupo y yo regresé a mi asiento. Sin embargo, 10 minutos después vi que regresaban con una mujer adulta. Los tres se pararon de nuevo en la malla y sentí que buscaban entre la gente, así que bajé y les volví a preguntar si pasaba algo. La señora me quedó mirando un momento y luego con una dulce sonrisa me dijo: “Yo vengo a orar por ti”. Me quedé sin palabras mientras escuchaba a la jovencita decirme: “¿Cuál es tu sueño?” En ese momento solo pude decirles: “Tengo un gran problema y hace mucho que dejé de soñar” Ellos oraron por mí sin saber mi situación, oraron por lo que necesitaba y sentí paz en mi corazón.
Cuando abrí mis ojos, habían 2 señoras paradas detrás de mí y me decían: “Queremos que ellos oren por nosotras también” Les pregunté a los 3 si podían orar por las señoras y ellos me dijeron: “Claro que podemos, pero necesitamos que interpretes para ellas, nosotros no hablamos mucho español”. En ese momento no sentí temor, sin embargo, recordé que era algo que Dios había puesto en mi corazón hacía mucho tiempo atrás y que nunca había realizado porque “habían cosas más importantes que invertir en la universidad de nuevo”. Mientras interpretaba para estas damas Dios me empezó a hablar claramente y me repetía una y otra vez: “Para esto te he capacitado, esto es lo que quiero que hagas”.
Dios habló claramente a mi corazón y al día siguiente fui a hacer los trámites en la universidad para empezar a estudiar profesionalmente para lo que “Él me estaba preparando”. Dios en todo tiempo proveyó a pesar que no tenía trabajo por casi un año, acomodó los tiempos y me dio un trabajo que me permite estudiar al mismo tiempo.
No tengo palabras para explicar todas las cosas que mi amado EC (Esposo Celestial) ha hecho por mí en este proceso. Cuando llegué a RMI sentí que era a donde pertenecía en este momento de mi vida y grande fue mi sorpresa al saber que aceptaban ¡traductoras!
Dios sabe cómo y cuándo hace las cosas. Cuando leí la experiencia de Erin este recuerdo vino a mi mente y quiero compartirlo con ustedes porque me llena de gozo saber que puedo cumplir con su llamado y así alcanzar a más mujeres que pasan por lo mismo.
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