¡Amor incondicional!

Gracias infinitas Dios Misericordioso, pequé contra ti, en conocimiento y en ignorancia, pero ahora me has abrazado con tanta fuerza que te has ido llevando la tristeza de muerte que tenía mi alma al verme divorciada de mi esposo. Me amaste con más y más fuerza cada vez que me sentí frustrada, rechazada, de poco valor, ignorada, incomprendida, cuando la sociedad me está juzgando y haciendo chismes del matrimonio caído. Me has levantando con amor incondicional cada vez que la desolación, el dolor o la desesperación se quieren apoderar de mi corazón; me abrazaste y diste consuelo cada mañana, tarde o noche donde mis lágrimas no paraban, no podía concentrarme en hacer nada, mi vida era solo lamentarme y arrepentirme de mis pecados en mi matrimonio y que no los pude ver antes por ser una farisea; confieso y Dios me has perdonado ya por esto: pensé en suicidarme, ahora me inspiras a querer amar a mis semejantes como tú lo haces, mi corazón está alegre en las pruebas, la disciplina y mi educación en ti, quiero ser una mejor mujer y servirte en lo que me indiques, enséñame a escucharte Señor, y si tu voluntad es que algún día mi ex esposo vuelva a tomarme en Matrimonio, será la cereza del pastel, pero ya no mi obsesión. ¡Alabado seas, Gloria a Dios!.

Encomienda al Señor tu camino, y Él actuará.” (Salmo 37:5)

~Lerma