Cuando mi et se fue, quedaron una cantidad de deudas impresionantes, no podía con ellas. Fue ahí cuando comencé a darme cuenta de un gran error en mí; aún estando con mi esposo siempre fui muy independiente, tanto de Dios como de él.
Comencé a pedirle a mi Padre, luego de leer su libro «Cómo Dios puede y va a restaurar su matrimonio» Curso 1: RSM que ordenará todo en mí, y me corrigiera todo lo que fuese necesario. Comencé a depender de Él en todas las formas posibles.
Al principio le hablé a mi et para decirle que iba a hacer esto, con una esperanza inmadura aún de que él me podría ayudar. Pero obviamente no fue así. Le pedí a Dios una salida y comencé a ser probada. Tenía licencia médica por mi bebé que acabada de nacer y mis pagos no llegaban a tiempo. No sé cómo, pero podía pagar todo y más, podía ahorrar incluso. Fue pasando el tiempo y llegaron los embargos.
Mi cuñado es abogado y le conté mi situación. Él me recomendó a apegarme a una ley aquí en Chile que se llama LEY DE INSOLVENCIA O quiebra voluntaria. Comencé un proceso largo y tedioso. Pero sabía que Dios estaba en control. El dinero para pagarle al abogado salía de lugares increíbles…bonos, Pagos atrasados, etc. Cuando esta semana llegó el gran día, primero la audiencia, donde NINGÚN ACREEDOR LLEGÓ, el abogado y el recaudador me dijeron: «esto jamás pasa, siempre llegan a pedir más, aunque sea uno pero no llegó nadie» es como si a los que le debía tanto dinero se hubieran olvidado de mi grandísima deuda.
Su palabra me había dicho; Jeremías 32:17 “Tú, Señor, con gran despliegue de poder creaste el cielo y la tierra. Nada hay imposible para ti.”
Pero el incautador me dijo «no cante victoria aún, porque mañana tenemos la audiencia y pueden llegar a apelar» ¿Y qué creen? No apareció NADIE.
Mi deuda se redujo a Nada. Eran millones, muchos ceros, pero aprendí que mi Dios es mi Nissi (protección)…..Mi padre, mi todo y que mientras voy camino a mi restauración y de mi matrimonio Mi Dios ha tenido que mostrarme que con El, es más que suficiente….
Lo amo y gracias por tan grande Ministerio.
Radiantes están los que a él acuden; jamás su rostro se cubre de vergüenza.
Salmo 34:5
Sé que si espero en las promesas de mi Padre, y OBEDEZCO sus mandamientos, JAMÁS seré avergonzada.
~María