¿Cómo comenzó en realidad tu restauración?
Hacía ya 9 años en que el padre de mi hijo y yo vivíamos juntos, pero nuestra relación era un poco difícil, discutimos, lo dejaba, me dejaba, nos mentimos, ambos estábamos cansados y él no creía que pudiésemos funcionar más tiempo juntos, ahora lo veo, él trataba de poner de su parte, a su manera, pero para mi sólo era un necio que no entendía nada de lo que estaba pasando.
Él era un hombre que no tomaba, había pertenecido a un grupo de AA(Alcohólicos Anónimos) durante muchos años, no salía a fiestas y le gustaba estar en casa, sin embargo siempre viví con inseguridad y miedo a que me dejara; yo soy una mujer que me gusta mantenerme ocupada, estoy acostumbrada a ganarme lo que tengo y a trabajar para conseguir lo que me gusta, tengo mi negocio y me hago cargo de la casa y mi hijo; la mayor parte del tiempo mi actitud era irritante, soberbia y hostil porque quería que las cosas se hicieran a mi modo.
La última discusión que tuvimos, fue una navidad lejos de casa, estábamos de visita en casa de mi familia quienes viven en otro estado, la discusión fue tan fuerte que él decidió no regresar y quedarse ahí en casa de su hermano, en otra ciudad. Yo tuve que volver a casa y llegué devastada, no tenía familia en este lugar, tenía un dolor tan grande porque además de la pelea yo acababa de perder a un tío que era como mi padre, me hundí, sentía que estaba sola, mi hijo me veía llorar día y noche, no dormía, estaba llena de ansiedad, no sabía con quien hablar y al mismo tiempo no deseaba que nadie me viera, no iba a trabajar, sólo alimentaba a mi hijo pues a mi no me daba hambre, estaba hecha un caos, trataba de hablar con los miembros de mi iglesia y sólo me decían que tuviera ánimo, que tomara valor y siguiera mi vida, al final no estábamos casados, no sentía que alguien me comprendiera, no sabía qué hacer, no quería preocupar a mi familia.
Llegó un momento en que no pude más, me tiré al piso de rodillas y empecé a llorar como una chiquilla, clamé piedad, grité tan fuerte de dolor y clamé una y otra vez: “Señor ayúdame, no sé qué hacer”. Me sentía confundida, no sabía si orar por una restauración o orar por que cada quien tuviese una vida bendecida. Al principio no pasaba nada, fueron varios días en que la ansiedad me inundaba, las dudas, el temor, quería hablar con alguien pero parecía que nadie estaba disponible, hasta que entendí que mi EC deseaba que hablara con Él, cerró todos los canales de comunicación alrededor mío para que yo corriera a Él.
¿Cómo cambió Dios tu situación mientras lo buscabas a Él con todo el corazón?
Una noche en oración, llorando de rodillas desconsolada, recibí un mensaje en mi teléfono: "¡Vas a lograrlo! No importa como se vea ahora, Dios te va a bendecir con fidelidad así que espera y no te rindas". Bastó ese mensaje para seguir buscando de Su sabiduría, esa semana escuché una y otra vez “ESFUÉRZATE Y SÉ VALIENTE”, cada que tropezaba, ese versículo estaba ahí, me llené de hambre por el Señor, asistía a la iglesia tanto como podía, leía Su palabra, cantaba alabanzas día y noche, me deleitaba como nuestra relación iba creciendo, nunca me faltó trabajo, mis gastos eran sustentables con mis ganancias, mi fe era más fuerte; más de una vez me confirmó que Él haría cosas nuevas, me daría la victoria en batallas que mis antepasados habían peleado pero no vencieron.
Aún con todo esto, yo dudaba que pudiese haber una restauración, el padre de mi hijo estaba saliendo con alguien, había vuelto a tomar después de años de no hacerlo, cuando hablaba conmigo era para insultarme, decía que me odiaba, estaba lleno de resentimiento y me dejaba en claro que no pensaba regresar conmigo nunca más.
¿Qué principios, de la Palabra de Dios (o por medio de nuestros recursos), te enseñó el Señor durante esta prueba?
Encontré RMI AyudaMatrimonial.com a través de unos vídeos en la red, comencé a interesarme en lograr una relación sobrenatural como la que decían tener con Cristo, le amaba como Padre; pero quería experimentar hacerlo mi TODO. Lo buscaba en oración por las mañanas, le cantaba y platicaba en mis momentos de angustia, escuchaba prédicas cuando la depresión venía a mí. Cuando recién inicié leyendo el libro "Cómo Dios puede y va a restaurar su matrimonio", sentí como un balde de agua fría había sido arrojado hacia mí, todo este tiempo había vivido creyendo que toda la culpa de que mi relación no funcionara era de mi pareja, aprendí que fuimos creadas para ser Su ayuda idónea, no más que ellos, ni completamente independientes, entendí que la sabiduría no se trata de quien sabe más, sino de la cordura con que reaccionas a las circunstancias.
Fuimos creados para complementarnos uno a otro con respeto y paciencia, venimos de dos culturas diferentes y estamos acostumbrados a hacer las cosas a la manera en que fuimos criados, dejando de lado la opinión del otro cuando deberíamos dejar de juzgar y ceder ante las necesidades de nuestro cónyuge. El amor en Cristo nos permite ver al otro con misericordia y compasión; por eso es importante llenarnos de Su presencia para dar ese amor ágape y transmitir a aquellos que están faltos de Su espíritu, el mensaje de nuestro Señor y el ejemplo que Él predicaba.
¿Cuáles fueron los momentos más difíciles que Dios te ayudó a atravesar?
Sin duda, el momento más doloroso fue enterarme de que mi pareja había caído en las redes del alcoholismo, verlo débil y vulnerable fue un episodio que me estremece, después el enterarme que estuvo saliendo con otra mujer, partió en pedazos mi corazón; pero Dios en Su infinita misericordia siempre me sujetó y entre más me empapaba de Él, cada circunstancia era más fácil de sobrellevar, me regalaba Su paz que sobrepasa todo entendimiento.
¿Cuál fue el “momento crucial” de tu restauración?
Dios había transformado mi carácter, mi tono de voz, había sanado mis heridas y mi fe era firme, cuando hablaba con el padre de mi niño, él notaba algo diferente en mí, no me ofendía, no tenía temor, hablaba palabras de vida, empezaba a interesarse un poco más por hablar conmigo, bromeaba sobre nosotros y reía a carcajadas. Yo había sido elegida para formar parte del ministerio de alabanza en mi iglesia, era un sueño que mi corazón anhelaba. No dudé ni un momento que esto era obra de mi Amado EC, me gozaba cantándole cada canción y estaba ocupada buscando agradarle. No hacía más que hablar con otros de las promesas que Dios me había dado, pero no todos las creían incluso hubo gente que oró por que yo abriera los ojos y tomara una buena decisión, gente de mi iglesia que no entendían lo que yo estaba viviendo.
¿Cuéntanos CÓMO pasó? ¿Tu esposo sólo regresó por la puerta principal?
Después de meses de no vernos, tuve que viajar a mi ciudad de origen, donde él se había quedado a vivir, tuvimos un encuentro familiar y estaba muy emocionado de ver a nuestro hijo, la reacción que tuvo al verme fue un poco entre resentimiento y emoción. Cuando tuvimos la oportunidad de hablar, él me dejó muy en claro que no deseaba volver conmigo, lo cual me dolió pero tenía el consuelo de que la relación que había ganado con mi EC era más que suficiente para ser feliz.
Un día después nos reunimos para hablar solos sobre cómo quedaría nuestra relación y fue allí donde me confesó que no podía dejar de amarnos pero tenía miedo de regresar a una relación donde nos dañábamos más de lo que nos ayudábamos. Tuve que regresar a casa con la bendición de haber podido aclarar nuestras diferencias y con la esperanza de que Dios siguiera obrando en nuestros caminos.
A la semana siguiente, hubo un fallo con una de mis herramientas de trabajo, la cual él era el encargado de darle mantenimiento, ya que donde vivimos no hay quién haga reparaciones a esas piezas y comprar una nueva representaba una inversión grande, él se ofreció en viajar y repararla pero me dejó muy claro que terminando su trabajo se volvería a la ciudad donde estaba viviendo, a lo cual yo accedí pues recordé el principio de someterme a las decisiones de mi pareja y dejar que Dios manifestara Su Gloria en Su momento.
El trabajo quedó terminado y la herramienta funcionando perfecto, él me preguntó si podía quedarse más tiempo y yo le respondí que esta era su casa, entonces con lágrimas en los ojos me miró y me dijo: no quiero volver a estar sin ustedes. El siguiente domingo decidió acompañarme a la iglesia y verme cantar con el grupo de alabanza, cuando mi pastor se enteró que habíamos regresado me llamó para avisarme que no podía pertenecer más al ministerio puesto que estábamos viviendo en pecado al no estar casados, fue algo que me dolió muchísimo pero sabía que tenía razón y quebrantó mi corazón, sentí que le había fallado a mi EC, cuando llegué a casa, él me vio con los ojos llorosos e hinchados y me preguntó lo que había sucedido, cuando le conté todo me besó y me dijo entonces vamos a casarnos y me abrazó, yo no lo tomé tan en serio, porque ya muchas veces habíamos dicho que nos casaríamos y no poníamos ni fecha; pero esta vez fue diferente, a los 2 días ya teníamos fecha y cuando le dijo a sus familiares estaba feliz, yo no podía creerlo, me había pedido matrimonio desde hacía 9 años y llevaba todo ese tiempo anhelando que pudiéramos casarnos y vivir en orden.
Sospechabas o podías ver que estabas cerca de ser restaurada?
Tenía un presentimiento, algo que me decía que estaba cerca el momento, pero yo pensaba que aun no estaba lista, que me faltaba aprender más, seguir siendo procesada aunque deseaba con todas mis fuerzas que ese momento llegara ya.
Cuando el día de mi boda llegó, ¡todo fue perfecto! Mi familia que nunca viaja, estuvo casi toda aquí celebrando con nosotros, el clima que nos regaló mi Amado fue divino, cada detalle en ese día fue la muestra de que Dios no es hombre para mentir, ni hijo de hombre para arrepentirse, lo que Él prometió así fue y ha derramado Su bendición sobre mi casa y mi familia, lo que venga después sé que mientras no me suelte de Su mano todo estará bien. A Él le doy toda la Gloria porque posó Su rostro sobre mí y me ha cumplido mi más grande anhelo.
¿Recomendarías alguno de nuestros recursos en particular, que te haya ayudado?
Entre más te llenes del amor por Cristo más fácil es de sobrellevar la cruz, yo recomiendo cada uno de los cursos que nos facilitan porque nos ayudan a abrir nuestros ojos espirituales, a conectarnos con nuestro Señor, para ser una mejor persona y esposa. La lectura me ayudó a comprender cuán necias podemos ser en ocasiones, peleando con nuestro esposo terrenal cuando deberíamos cubrirlo en oración y pelear con el enemigo que es el que quiere destruir familias. Los videos me ayudaron a soltarme en manos de mi EC y confiar plena y totalmente en Él; los cursos fueron para mí como una guía de cómo vivir el proceso y las decisiones que debería tomar.
¿Tienes versículos favoritos de la Biblia que quisieras compartir con las mujeres que leer tu testimonio? ¿O Promesas que Él te dio?
“SEÑOR, te amo. ¡Tú eres mi fortaleza! El SEÑOR es mi roca, mi fortaleza y mi libertador. Dios es mi refugio, él me protege; mi escudo, me salva con su poder. Él es mi escondite más alto. Alabado sea el SEÑOR; cuando le pedí ayuda, me salvó”. Salmos 18:1-3
“Esforcémonos por conocer al SEÑOR, hasta estar tan seguros en él como de que el amanecer llegará”. Oseas 6:3
"¿Por qué son tan cobardes? ¿Todavía no tienen fe?" Marcos 4:40
“No tengas miedo; sólo cree”. Marcos 5:36
"¡Para Dios nada es imposible!" Lucas 1:37
“'Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con toda tu mente' y 'ama a tu semejante como te amas a ti mismo'" Lucas 10:27
¿Estarías interesada en ayudar a animar a otras mujeres?
Claro que sí.
¿De cualquier forma, qué tipo de ánimo te gustaría dejarles a las mujeres en conclusión?
En ocasiones vemos que la situación no cambia, que sigue habiendo conflictos, no caigan en la depresión, no se dejen convencer por la cizaña del enemigo, porque Dios está probando su fe como dice la Biblia: la FE es como una carrera, esfuércense por llegar a la meta, la recompensa de tener a Dios en nuestras vidas, es más grande que cualquier otra cosa que podamos desear.
~ Day