Queridas Novias,
Hoy quiero dar gracias porque Dios haya puesto en mi vida a RMI. Por ya saber con certeza que el camino que elegí hace unos meses es el de la VIDA. Yo, como vosotras, llegué aquí rota, confundida y muy dolida. Pero El me ha sanado y me ha dado vida, y vida en abundancia.
Ahora sé con certeza que lo que me ha pasado es por algo: mi Padre Celestial me tenía que llamar la atención porque quiere lo mejor para mí y yo me estaba desviando mucho de sus planes de bienestar y de paz para mi familia (Jeremías 29:11). Estaba pecando, confundida y haciendo daño a los demás y a mí misma. Y sobre todo, estaba dándole la espalda a El , sin darme cuenta de que todo cuanto tenía era precisamente gracias a El (Oseas 2: 8-11).
Y Jesús, mi nuevo Esposo Celestial, quiere que me comprometa con El antes que con ningún otro hombre. … y obrando a través de RMI ¡lo ha conseguido!
Ahora sé que este viaje, este camino escogido, es todo para bien. No me arrepiento ni un segundo, no volvería atrás ni un momento. Ha habido -y habrá- tristeza y dolor, no lo niego, pero también os digo que ha habido y seguirá habiendo paz -de la que sobrepasa todo entendimiento- y gozo, ¡algo que antes no me podía ni imaginar!
Y esa tristeza y ese dolor, cada vez que se los entrego a El, ¡ciertamente sirven para limpiar mi corazón y fortalecerlo para el Señor!
Solo puedo confirmar lo que dijo Josué al pueblo de Israel : “…. reconoced, pues, con todo vuestro corazón y con toda vuestra alma, que no ha faltado una palabra de todas las buenas palabras que Jehová vuestro Dios había dicho de vosotros; todas os han acontecido, no ha faltado ninguna de ellas.” Josué 23:14
Gracias Amado Jesús por que no me has abandonado, porque no te has rendido conmigo, porque me has perseguido hasta conseguir mi corazón, sin que yo lo merezca, me has amado sin importar el precio.
Gracias Padre Celestial porque Tú eres mi hacedor, mi creador, y como criatura tuya que soy , me cuidas y me proteges. No puedo imaginar mayor protección que la tuya, mayor sostén que el tuyo, mayor amor que el tuyo. Gracias por tu fidelidad y tu misericordia.