¿Por qué te abates, oh alma mía?

el hecho de que fuera bajo sedación y en un hospital dio pie a que, entretuviera pesimistas escenarios, si lo confieso, entretuve el mal que no debía, pues me detuve a escuchar las mentiras. Pero Su Palabra me llegó como una advertencia: “No confies/ no mires/ no te vuelvas a los soberbios, ni a los que caen en falsedad

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