¡Su maneras inimaginables!

Alabado sea Dios, mi Rey, mi Señor, el Amado de mi corazón, mi Esposo Celestial. Él es bendito, y bendigo este desierto que me ha guiado hasta el Señor.

El día de hoy quiero compartir algo que mi Señor hizo por mí hace un tiempo, pero que desde ayer puso en mi corazón compartir.

Un domingo en la iglesia un hermano leyó un testimonio, de un varón que en medio de un asalto pudo compartir al ladrón la palabra de Dios, ese testimonio llamó demasiado mi atención, se me hacía algo increíble que en medio de un asalto alguien compartiera la palabra de Dios.

Como dos semanas después fui a iglesia, a reunión de oración, eran cerca de las nueve de la noche cuando salí, iba sola, y me regresé a casa, en el camino tengo que pasar por un parquecito que está un poco obscuro y solo, iba caminando cuando sentí que alguien se iba aproximando a mí por detrás, lo que vino a mi mente fue ¡Señor ayúdame!, yo sabía que ese joven tenía intención de asaltarme, y si así fue, me pidió mi dinero y mi celular, y francamente tuve miedo, pero de mi boca, lo único que salió fue decirle “No”, el chavo más enojado me pidió mis cosas y de nuevo de mi boca salió decirle, “acaso es esta la vida que quieres llevar, tienes una vida por delante y Dios tiene otros propósitos para ti”, el joven solo me miró sorprendido y pude ver que mis palabras lo alcanzaron, porque me dijo, “no, no es la vida que quiero”, y se dio la vuelta, yo lo tome del brazo y le dije, “Dios te ama”, me miró y se fue, Dios me ayudó, me guardo, cuido mi integridad y mis pertenencias, creo que el testimonio que escuché me preparó de alguna manera, para ese momento, porque aún con todo y el miedo que tuve, Dios abrió mi boca, y me permitió hablar con ese joven, sé que no fui yo, fue Dios quien quería hablar con ese muchacho, ¡Alabado sea el Señor!

Cuando le conté a mi esposo lo que había pasado, estaba igual de sorprendido que yo, y fue de las primeras veces que lo escuche, decirme que Dios lo había hecho.

Dios puede usar cualquier situación, aún un asalto para glorificarse y que otros vean Su mano poderosa, no importa que tan incrédulos sean, puedo decir que de esa ocasión hasta el día de hoy, ha pasado casi un año, hace un año mi esposo no creía que había un Dios, y al día de hoy, reconoce que Dios es real, aún falta camino que recorrer, pero sé que de la mano de Dios estoy segura, protegida bajo sus alas. Por eso le doy gracias a mi Amado EC por recordarme este testimonio. ¡Alabado Sea el Señor, lo amo!.

Salmos 17:8
Cuídame como a la niña de tus ojos; escóndeme, bajo la sombra de tus alas.

~Jazmín