¡Su amor, la Sanó!

La Promesa del día: “No temerás el terror de la noche, Ni la flecha que vuela de día, Ni la pestilencia que anda en tinieblas, Ni la destrucción que hace estragos en medio del día.” Salmos 91:5-6

En la reunión semanal que llevamos a cabo los martes, nuestra Ministra Ziva, nos compartió una situación muy difícil por la que estaba atravesando. Ese martes en la mañana nuestra ministra fue al médico y le dieron noticias difíciles de aceptar, nada certero pero todo apuntaba a una posible enfermedad de cáncer... Con amor ella nos compartió los sentimientos de temor que querían vencerla y nos pidió (por primera vez) que oráramos por ella. Ese día fue un día tan especial y hermoso que la única forma de describirlo es diciendo que ese día, Él nos inundó con su Agua Viva, con su presencia!.

Empezamos nuestra oración de inicio y fue una oración tan poderosa, que es inexplicable todos los sentimientos que en ese momento tuvimos cada una de las personas presentes. Yo quiero compartir lo que mi Amado me mostró en ese momento... Mi amado empezó a llenarme de su Espíritu Santo y mi corazón rebosaba de amor por nuestra ministra, deseando con todas mis fuerzas que fuera sanada, que su Espíritu Santo irrumpiera en ella y la liberara de todo mal, de toda opresión y sobretodo de todo temor... En ese momento su dulce voz entró en mi corazón y me dijo “aquí es” y sentí un dolor muy fuerte en el lado derecho de mi vientre y nuevamente la voz me dijo “acércate y tócala” y yo empecé a sentir temor y le dije: ¿Señor, en verdad tú me estás pidiendo que me acerque y la toque? ¿A mí? ¿A mí que no soy nada?” Y me dijo: ¿Confías en mí? ¿Confías en que esta es mi voz?" Y yo le dije: “Señor yo creo en Ti”.

Vino a mi corazón una definición de la palabra “FEAR” (que en español significa temor) que había oído un día antes y que mi mente “consciente” no recordaba, la cual es “FALSA EVIDENCIA APARENTEMENTE REAL”... Entonces me acerqué y le pedí permiso para tocarla, donde mi Amado me había mostrado el dolor y ella accedió y con mucho temor lo hice (temor al hombre, temor a que las mujeres presentes pensaran que yo estaba loca o que yo me creyera tener algún tipo de “poder sanador”) entonces la solté por este temor y volví a mi lugar, entonces nuevamente la voz en mi corazón “Vuelve a tocarla y arrodíllate porque YO estoy aquí” y nuevamente con mucho temor volví a hacerlo y solo me dejé llevar por Él.

Dejé que fuera el Espíritu Santo quien hablara en oración en ese momento y sólo recuerdo que mis ojos no dejaban de llorar... Mucho temor me invadía, temor a perecer, temor a morir, temor a ser abandonada por Él y en ese momento imágenes venían a mi mente que me daban temor, imágenes oscuras, pero se desvanecían con una luz resplandeciente; Cuando nuestra oración terminó, un frío estremecedor me invadió y sólo temblaba de escalofríos... Ese día, en verdad yo sentí el poder de mi Amado en todo su esplendor y siento que puedo atreverme a decir que vi Su Gloria en medio de nosotras... Fue una velada realmente hermosa y Su presencia no nos abandonó en ningún momento; puedo decir que en mi corazón sentí que el cielo se abrió ese día y lágrimas llenan mis ojos en este momento al recordar tanta maravilla.

Comparto hoy este testimonio; porque sé que ÉL es REAL y su poder es SOBRENATURAL y cuando el Amor es puesto por Él en el corazón, ese amor hace que la FE se avive y es ahí donde las montañas pueden moverse.

Su Promesa:

Salmo 107:20 “Con solo una orden las sanó, ¡Así las salvó de la muerte!”

Este versículo fue la confirmación de nuestro Amado esa noche; pues nos regaló ese versículo al final de la enseñanza a través de una de la mujeres quien compartió el testimonio de cómo EC sanó a su hija de una extraña enfermedad, al recibir cada una nuestras promesas, ella recibió la suya y era este versículo, esto fue la confirmación de lo que Él estaba haciendo en medio de nosotras. Él es lo mas hermoso que he podido conocer, lo más maravilloso que ha podido pasarme. Gracias mi Amado Rey!

~ Johana en Perú

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