"Así que, si alguno se limpia de estas cosas, será instrumento para honra, santificado, útil al Señor, y dispuesto para toda buena obra."¹
Amadas, Desde el inicio de este proceso, le he pedido a Dios que me use como Su instrumento aquí en la tierra. Le he dicho: “Señor, úsame en lo que necesites, permíteme tocar las vidas que Tú deseas, de la forma en que Tú lo desees”.
Hace aproximadamente un mes, observé que un compañero de trabajo salía apresuradamente hacia su casa justo al comenzar la jornada laboral. Pensé que quizás era algo relacionado con la salud de sus hijas. A la distancia, le pregunté si todo estaba bien, le deseé buen fin de semana y le dije: “Nos vemos el lunes”, ya que era viernes. Su respuesta fue: “No sé si nos veremos el lunes”. Esa frase me impactó. En ese momento, sentí que algo estaba ocurriendo en su matrimonio, pero no me atreví a preguntar nada. No sabía si ese sentir venía del Espíritu o si era solo mi imaginación, influenciada por este camino de restauración matrimonial en el que me encuentro.
No pasaron ni cinco minutos cuando recibí un mensaje de él diciéndome que se sentía como si estuviera muriendo en vida, porque su esposa le había dicho que ya no quería estar con él, que desde hace meses venía sintiéndose así. Mi corazón me impulsaba a compartirle el libro “Cómo Dios puede y va a restaurar tu matrimonio” (versión para hombres). Sin embargo, me llené de excusas: ¿Y si no cree en Dios? ¿Y si piensa que soy una fanática? Además, él no sabe nada sobre mi situación matrimonial, ya que he sido muy reservada en mi lugar de trabajo. Así que solo le respondí: “No hay imposibles para Dios. Siento mucho que estés pasando por esto”.
Una semana después, nuevamente sentí en mi espíritu el impulso de escribirle y compartir el libro, pero otra vez dudé. Solo le pregunté cómo iban las cosas, preocupada por su estado emocional, ya que sus palabras iniciales me habían hecho pensar en el riesgo de depresión o algo peor. Aunque volvió a expresarse de manera muy dolorosa, me alegré de saber que al menos estaba pasando unos días con su madre, tratando de despejar su mente.
Había un conflicto dentro de mí: por un lado, pensaba que como mujer no debía ministrar a un hombre directamente, tal como lo hemos aprendido en nuestras lecturas; pero por otro lado, algo en mí insistía en que ese libro debía llegar a sus manos y que yo era el canal que Dios quería utilizar para esto.
Tres semanas después, el Espíritu me hizo sentir con claridad: “Es ahora, él lo necesita más que nunca”. Ese mismo día, me encontré con su hermano en el trabajo y le pregunté por él. Me dijo que estaba en casa y que probablemente no volvería al trabajo por un buen tiempo. En ese momento pensé: Necesita ayuda, Señor, úsame.
Ese día, me armé de valor y le compartí mi historia. Le conté cómo Dios me ha llenado de fe y fortaleza mientras espero la restauración de mi matrimonio. Le dije: “No sé dónde está tu fe, pero sé que la restauración matrimonial es real cuando la deseas de corazón, incluso cuando la otra persona ya no quiere estar contigo. Yo he visto cambios que jamás pensé posibles, y sé que solo Dios puede hacer esas cosas.”
Le recomendé el mismo libro que Dios ha usado como herramienta en mi propio proceso, pero la versión para hombres.
Aunque me respondió con muchas dudas e incredulidad de que algo sea posible por todo lo que sus ojos estaban viendo, me dijo que había empezado a ir de nuevo a la iglesia debido a lo que estaba viviendo. Me compartió que sentía que no había nada que pudiera hacer para cambiar la situación, y que por ende iba a comprar el libro.
Ese mismo día, lo adquirió en versión digital y comenzó a leerlo. Al día siguiente, durante la hora de almuerzo, me escribió: "Wow, el tiempo de Dios es perfecto. Mi esposa justo hoy se va unos días con el oh(otro hombre), y no sé cómo habría podido aguantar esto sin lo que dice este libro. Definitivamente fue cosa de Dios."
Mi corazón se llenó de alegría. Saber que fui obediente al llamado de Dios y que Él me usó, incluso en medio de mis propias dudas, me quebrantó de gratitud.
Jamás imaginé que Dios me usaría de esta forma. Pero hoy, más que nunca, confirmo lo que dice Timoteo: "Así que, si alguno se limpia de estas cosas, será instrumento para honra, santificado, útil al Señor, y dispuesto para toda buena obra."¹
Hoy entiendo que este proceso que estoy viviendo no ha sido en vano. Dios lo ha usado para purificarme, para apartarme de lo impuro y para prepararme como un instrumento honorable, listo para servir en Sus propósitos.
A veces no entendemos por qué pasamos por ciertos procesos o situaciones, pero todo es parte de la obra que Él está haciendo en nosotros. Todo nos está preparando para el propósito que Él ya ha diseñado.
Notas de pie

Dinorah gracias por compartirnos tu testimonio. Que hemroso mensaje y corroborar que definitivamente era Su voluntad que compartieras la esperanza que encontraste sin ministarlo necesariamente. Que precioso que EL no desperdicia nada! Que a cada una de nosotras nos usa para llevar esperanza a mas personas, en medio de esta epidemia de matrimonios rotos alrededor del mundo, podemos ser un canal, para que las personas tengan un encuentro con Aquel que puede sanarlos y restaurarlos en todo sentido. En mi viaje mi Esposo también me ha usado para compartir la esperanza a hombres y mujeres, me siento muy aradecida de ser parte de la restauración de tantas familias, es un honor que podamos ser participes de Su obra y gloria.
“Así que como somos sus hijos, también somos sus herederos. De hecho, somos herederos junto con Cristo de la gloria de Dios; pero si vamos a participar de su gloria, también debemos participar de su sufrimiento” R817
Querida Dinorah que lindo ver el corazón del Amado en tu vida , a pesar de no conocerte me has infundido ese ánimo para seguir hablando y pidiendole a nuestro padre celestial que nos use como el instrumento de bendición para aquellos que lo necesitan y sin ministrarlos necesariamente sino solo usando los medios que nos proporciona y sobre todo hablando de la fe que tenemos en un Dios vivo y real que como dices nos ha trasformado y nos ha permitido ver los cambios en nostras mismas que antes y sin El hubiese sido imposible caminar este valle.
“En cambio, cuando alguien se vuelve al Señor, el velo es quitado. Pues el Señor es el Espíritu, y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad. Así que, todos nosotros, a quienes nos ha sido quitado el velo, podemos ver y reflejar la gloria del Señor. El Señor, quien es el Espíritu, nos hace más y más parecidos a él a medida que somos transformados a su gloriosa imagen”.1C316
Que lindo testimonio, me alegro mucho al ver como nuestros ojos se han abierto al entendimiento, me encanta esto que compartes: “Hoy entiendo que este proceso que estoy viviendo no ha sido en vano. Dios lo ha usado para purificarme, para apartarme de lo impuro y para prepararme como un instrumento honorable, listo para servir en Sus propósitos. “….. porque no siempre se trata de nosotras sino de las personas que tenemos a nuestro alrededor, que, sin este proceso, hubiésemos sido indiferentes a “esa” situación, o por el contrario hubiéramos dado nuestra opinión, la cual podria haber estado llena de desesperanza, resentimiento o dolor.
Alabo a mi dulce esposo por abrir nuestros ojos, pero tambien nuestros odios a su dulce voz, que muchas veces puede ser que la carne se resista, pero su espiritu dentro nos guía.
Particularmente en mi caso, sino hubiese pasado por un diagnóstico de cáncer, nunca me hubiera atrevido acercarme a personas que EL me gio (GPS) a compartir mi testimonio y animo mientras reciben una noticia que es tan difícil de digerir, de ahí surgieron tan bellas y edificadoras amistades, que sé que fue El quien tenía todo orquestado desde hace tiempo.
como dice Anastasia con El nada se desperdicia y todo ha sido planificado desde la antigüedad para un día como hoy, mi querida Dinorah!
Gracias por compartir con nosotras