“No soy yo quien debe enseñarle a nuestro Dios como ser un Padre”

♕ La Promesa del día: “Todos tus hijos serán enseñados por el Señor, y grande será el bienestar de tus hijos”. Isaías 54:13

☊ PR Audio Selena

Alabo y bendigo el nombre precioso de mi amado EC, solo él es digno de toda alabanza, adoración, respeto y devoción. Él ha peleado por mi familia a pesar de estos tiempos difíciles por causa de la pandemia. Le amo porque sin merecerlo, me muestra su compasión pues provee para cada necesidad principalmente de salud. De nuestros dos hijos (la mayor de 20 años y el menor de 17 años) es nuestro hijo menor el que nos ha hecho vivir momentos muy difíciles a mi hija y a mi. Hemos tratado de aprender a dejarle todo, absolutamente todo a mi amado EC, sin contarle nada a mi marido terrenal, y hemos vista mi hija y yo la hermosa respuesta de nuestro amado EC al darnos alivio y venir a cambiar los corazones en un instante.

Específicamente, el martes pasado, me esperaban nuestros hijos para salir a hacer ejercicio, caminamos por el malecón y luego volvimos a casa, pues ellos siguen en casa tomando clases en línea, evitamos salir a reuniones, solo nos limitamos a visitar a mis padres. Entonces, ese martes nuestro hijo estaba muy lleno de enojo y frustración por no poder vivir su vida normal aún, y tuvimos un percance, sin chocar, pero vaya susto! Eso lo hizo explotar, me grito diciendo que estaba harto, cosa que ya había hecho antes y casi quería suicidarse, pero eso lo contaré en otra ocasión. Entonces llegamos al malecón, nos bajamos y fue tanto su enojo “contra mí” como si yo fuera la culpable, que caminamos sí, pero en silencio los tres. Yo aproveche para orar en silencio mientras caminaba. Esos 30 minutos, solo le dije a mi Amado que me sentía cansada, que ya no podía más soportar esto que sucede con mi hijo, pues sentía que nadie venía en mi ayuda. Había hablado en oración con mi Amado muchas veces para que se encargara de nuestro hijo, tal vez si Él me lo mandara a trabajar donde no hubiera riesgo de contagio de covid, o, a hacer alguna otra actividad, pero no soy yo quien debe enseñarle a nuestro Dios como ser un Padre.

Así que solo le dije mis quejas, mis temores, que esta pandemia no se termina y esto produce tanta frustración en nuestro hijo. Curiosamente, para alabanza de mi Amado, me queje delante de Él, pero en mi no había dolor, como en tiempo atrás, no me sentía desesperanzada, como tiempo atrás, no tenía dolor en mi corazón, eso solo podría haberlo logrado en mí, mi Amado EC. Deje mis quejas a sus pies, le rogué por ayuda, pues si Él no me ayudaba ¿quien podría? ¿a donde iré sin mi Señor? Si solo Él tiene palabras de vida eterna.

Terminamos de caminar mi hija y yo, ya venía hablando con ella y le pedí perdón por ignorarla por un momento, pues no sabía qué hacer... que decirle. Entonces nos subimos al auto ella y yo y mi hijo no estaba ahí. Con toda tranquilidad (cosa que solo mi Amado ha logrado también en mi, pues confío totalmente en Él y su cuidado, que sin temor, como solía yo tener, temor de que algo malo les sucediera a mis hijos ¡¡Gloria a mi Amado!!), esa noche con toda calma subimos al carro mi hija y yo y volvimos a casa, preparamos algo para cenar los 3, sabiendo en mi corazón que mi Amado traería a casa a mi hijo de vuelta ya tranquilo.

¡Lindas, preciosas, así fue! Mi Amado Celestial cambió la situación en un instante! Llegó él sonriendo como si nada malo hubiera sucedido; entró cansado, cenó con nosotros, leímos la palabra y estábamos platicando como si nada. ¡¡Precioso Señor mi Dios, solo Él puede hacer lo imposible!! Lo amo, lo adoro, Él es mi refugio, mi protector para mis hijos, fiel y verdadero, grande, exaltado es su nombre!.

Más tarde llegó mi marido y absolutamente nada se le dijo a él de lo sucedido, ni siquiera al día de hoy. Mi Esposo Celestial es quien se encarga de nosotros.

~ Selena en México
Soy una compañera que diezma. Aprenda más