Gracias

Ante todo agradezco a Dios que puso a todas las mujeres, esposas que oran y a la persona que me mando el libro de Erin. A Erin porque con sus palabras tanto en libros como en video me enseñó, me dio fuerzas y me acerco al Señor para que me moldee a ser una esposa idónea. Gracias a todas ustedes que me acompañan en este viaje y me pusieron en este camino

“Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por Cristo, y nos dio el ministerio de la reconciliación; que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación”.

Su principal objetivo con su “ministerio de la reconciliación” DEBE ser el de llevar a su amiga o a grupo de mujeres a reconciliarse con el Señor. Después de una década de ministrar en crisis maritales, hay una cosa de la que estoy convencida y es que un problema marital no es más que un problema espiritual que se manifiesta en un matrimonio. Por lo tanto, nuestro objetivo, el suyo y el mío, como “ministras de reconciliación”, tiene que ser el llegar a la raíz del problema: buscar la fuente de su destrucción, que es su desesperada necesidad de una estrecha e íntima relación con el Señor. Comenzamos al permitir que Dios obre a través de nosotros mientras Él suplica a la mujer rota y desesperada para que lo encuentre a El de una manera nueva, profunda y maravillosa. “Así que, somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogase por medio de nosotros; os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios” (2 Corintios 5:20.).

La palabra rogar significa “pedir a alguien repetidamente.” El versículo lo dice una segunda vez: “os rogamos en nombre de Cristo. . .” Aunque la mujer que usted está ministrando puede pensar que se trata de su esposo el que necesita reconciliarse con Dios, ¡la verdad es que El primero la quiere a ella! En la mayoría de los casos, es la mujer a quien el Señor primero intenta llegar en medio de una crisis matrimonial. La mujer, en mi opinión, es el “corazón” de la relación matrimonial, y es el “corazón” que necesita ser convertido a Dios en primer lugar antes de que la cabeza (el marido) regrese. Sin embargo, un corazón duro no se puede convertir, necesita ser quebrantado.

Mi esposo se había ido de casa hacia varios meses y luego de rogar, llorar, intentar convencerlo de distintas erróneas maneras, encontré una página en facebook llamada La esposa que ora, allí aprendí mucho y un día de dolor una de las mujeres me mando el libro Dios quiere y va a restaurar su matrimonio. La primera vez que lo leí no lo comprendí del todo, pero al ver que las cosas cada vez iban peor seguía buscando y encontré esta página e hice los cursos. En el transcurso pasaron muchas cosas fuertes que si no fuera por estos libros y cursos nunca hubiese entendido, ni tampoco soportado sin la fortaleza y Fe que me da El Señor.

Gracias Señor por hablarme, responder mis preguntas a través de estos recursos, todos los días, por renovar tu promesa y aumentar mi fe con cada capítulo y por moldeame y enseñarme a ser una mujer sabia, como tu quieres que yo sea. Dame la gracia de convertirme en tu esposa, mujer virtuosa y ayuda idónea, como tu quieres que sea, para luego, por mi conversión y conducta puedas restaurar mi matrimonio y familia y cambiar el corazón de mi esposo para que se vuelva a ti y tenga sed de tu palabra. Amen

~Valeria en Argentina

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