¡Cómo ser bendecida! – “Lo que Hagamos, Prosperaremos”

La Promesa del día: “De la violencia y del hambre te reirás, Y no temerás a las fieras de la tierra”. Job 5:22 

☊ Principio #4

Durante las últimas semanas, hemos estado hablando sobre cómo ser bendecida. Para revisar hasta ahora, hemos aprendido tres principios:

Principio # 1 ¡Dios quiere bendecir!

Principio # 2 ¡El sufrimiento y el dolor nos ayuda a obtener la madurez necesaria para disfrutar de la bendición!

Principio # 3 Para ser bendecida, tienes que amarlo lo suficiente como para obedecerle

Esta semana queremos aprender un cuarto principio.

Principio # 4 Para ser bendecida, debe meditar en Su Palabra.

Salmos 1:2-3

“Sino que se deleitan en la ley del Señor

   meditando en ella día y noche.

Son como árboles plantados a la orilla de un río,

   que siempre dan fruto en su tiempo.

Sus hojas nunca se marchitan,

   y prosperan en todo lo que hacen.

Si utilizamos el Salmo 1 como nuestra guía, vemos que Él promete que SI meditamos en la Palabra de Dios hasta el punto de que estamos pensando en ella todo el día y también por la noche, vamos a ser como un árbol que ha sido firme y sólidamente plantado cerca de corrientes de aguas, el cual da su fruto en su temporada y cuyas hojas no se marchitan ni se secan, y, con más emoción: ¡en CUALQUIER cosa que hagamos, vamos a prosperar!

Yo sé que lo que escribí no es palabra por palabra y la puntuación también está lejos de ser el verso que pegué arriba, pero eso es porque lo he escrito de memoria, de mi corazón, este es todo el embellecimiento que desde entonces he llegado a experimentar en mi propia vida.

Cuando tuve mi primer contacto con este versículo, yo creí esta promesa tanto que fue el primer verso que memoricé. En realidad, yo aprendí de memoria el primer Salmo el lunes después de que escuché este principio por primera vez cuando estaba asistiendo a un seminario. En ese momento de mi Viaje de Restauración, mi marido se había ido hacía un año y ocho meses.

Yo creía lo que decía este versículo, y lo tomé como Su promesa para mí y, como se sugirió en el seminario, empecé memorizando todo el Salmo 1. Antes de esto, de hecho, había escondido muchos versos en mi corazón al escribir escrituras en tarjetas de 3x5.

Salmos 119:11(NTV)—
He guardado tu palabra en mi corazón, para no pecar contra ti. “NBLH” En mi corazón he atesorado Tu palabra, Para no pecar contra Ti.

Permítanme decir tan claramente como puedo, que ¡si usted memoriza sólo este principio cambiará su vida, al igual que cambió mi vida para SIEMPRE! Desde que meditaba sobre este versículo, nunca he sido la misma.

¿Cómo? ¿Por qué?

Porque por encima de todo, Dios es fiel a Sus promesas. Así que cuando las tomamos como Su promesa para nosotras y las creemos, con fe, creyendo que Él es fiel y todas sus promesas para nosotras son "¡Sí!" y "¡Amén!" Y si nosotras se las hablamos de regreso a Él, tendrá éxito.

Isaías 55:11 (NBLH)—
Así será Mi palabra que sale de Mi boca, No volverá a Mí vacía Sin haber realizado lo que deseo, Y logrado el propósito para el cual la envié.

La primera cosa de la que me di cuenta cuando empecé a tratar de memorizar este versículo fue que me parecía decirlo una y otra vez—día y noche. Fue entonces cuando se convirtió en Su promesa viva para mí. Se convirtió en una parte de mí. Y muy pronto me di cuenta de que sí, ¡en lo que fuera que hiciera prosperaba!

No, mi matrimonio no fue restaurado durante la noche; en realidad al mes siguiente fue cuando mi esposo se divorció de mí. Sé también que el enemigo continuó burlándose de mí diciendo: "¡Oye, así es como prosperarás! ¡Memorizas las Escrituras y tu esposo se divorcia de ti!" Pero, esta fue mi prueba de fe, y, sin una prueba, ¿cómo podemos tener un testimonio?

¿De qué otra manera puede Dios conocer nuestro corazón? Recuerda, Él dice: "Yo, el Señor, pruebo el corazón, pruebo los pensamientos, para dar a cada uno según sus caminos, según los resultados de sus acciones". Jeremías 17:10. Puede que no conozcamos nuestros propios corazones, ya que también dice "más engañoso que todo es el corazón, y sin remedio; ¿Quién lo comprenderá?" Jeremías 17:9. Así que es por eso que Dios nos pone a prueba.

Así que, si demostramos ser fieles y no nos "cansamos de hacer el bien" Gálatas 6:9 entonces "Él es galardonador de los que le buscan". Hebreos 11:6

Por cierto, todos y cada uno de los versos que he "escondido en mi corazón para no pecar contra ti" han demostrado mí transformación por medio de la renovación de mi mente. Luego, cuando fue cambiada mi mente, mi corazón también cambió, y si eso no fuera suficiente, Dios también promete a cada una de nosotras, como hemos estado compartiendo, que vamos a PROSPERAR en todo lo que hacemos ¡Guau!

Ahora, cuando hablamos de obedecer y cumplir con las condiciones de sus promesas, Principio #3 Para ser bendecida, tienes que amarlo lo suficiente como para obedecerle, es evidente que necesitamos saber y entender lo que Él nos pide obedecer.

*Por cierto. Si huyes de la noción de "memorizar" versículos de la Biblia, cada versículo de la Biblia que escribí anteriormente fue escrito desde mi memoria. Su Palabra que había escondido en lo profundo de mi corazón, de simplemente escribir versos en tarjetas de 3x5 y leerlas por la mañana (el momento en que me despertaba), una vez en la noche (antes de ir a dormir), y cada vez que sabía que iba a necesitar una inyección de ánimo (¡que durante mi Viaje de Restauración era todo el tiempo!).

Ahí es cuando "la renovación de nuestra mente" con la Biblia — la meditación de la Escritura — siendo lavada en Su palabra —es tan importante. Para poder cambiar o transformarse, necesita la fuerza renovadora de Su Palabra. Es necesario meditar en ella, es decir, ¡pensar en ella una y otra vez y otra vez!

¿Qué versículo de la Escritura debe meditar?

¡Comience con la promesa que comenzamos nosotras, que abre todas las demás! A continuación, pase a los versículos que usted lee en nuestros recursos, ya que cada uno de esos versos desbordaron mi corazón después de que terminé mi Viaje de Restauración. Ellos se plantaron allí cuando Dios permitió que mi matrimonio se desmoronara, dejándome un corazón tierno o buena tierra en la que plantar Su Palabra.

Mateo 13:18-23 (NBLH)

“Pero aquél en quien se sembró la semilla en tierra buena, éste es el que oye la palabra y la entiende; éste sí da fruto y produce, uno a ciento, otro a sesenta y otro a treinta por uno”.

Hace poco recibí una carta de una mujer que puso en duda la autenticidad de nuestros testimonios de matrimonios restaurados, porque, dijo, que sonaban como un comercial de nuestros recursos. Le aseguré que eran auténticos y que simplemente preguntamos a las mujeres si había recursos que recomendarían que ayudarían a los hombres y mujeres que, como ellas, también tienen el deseo de restaurar sus matrimonios.

Muchos de los que ella cuestionó eran de hombres y mujeres con matrimonios restaurados, que tenían/tienen una cosa en común: cada uno de ellos renovó su mente con los principios y los versos que habían escondido en su corazón, lo que condujo a que Dios restaurara sus matrimonios.

Fue la Palabra de Dios la que los transformó; fue la Palabra de Dios la que me transformó. Será la Palabra de Dios la que la transformará a usted. Por lo tanto, cuanto más la lee y la medita, y después de leer y meditar en Sus promesas un poco más, más se va a transformar en una nueva persona. La medida en que quieres ser transformada determinará cuánto de tu día, de tu semana o de tu mes pasas en la Palabra de Dios y en Su presencia.

Así que, una vez más, recordemos el Principio # 4 - Para ser bendecidas, debemos meditar en Su Palabra.

Las que escriben con matrimonios restaurados suenan diferentes al mundo, ¿no es así? Ellas parecen hablar la Palabra en todo lo que dicen. Esto se debe a que han sido transformadas por la renovación de sus mentes. ¿Qué pasa contigo? ¿Cuánto tiempo pasas en Su Palabra y cuánto gastas renovando tu mente?

Si tu nunca has tenido tiempo para memorizar las Escrituras, comienza esta semana. Escribe un solo verso que creas que es una promesa que Dios tiene para ti. Escríbelo en una tarjeta de 3x5 y toma tiempo para marcarlo en tu Biblia y simplemente léelo dos veces todos los días. Muy pronto estarás pensando en esa promesa "día y noche" y comenzarás a tener sed de Su palabra.

Mateo 5:6 (NBLH) “Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, pues ellos serán saciados.”

Entonces, cuando menos te lo esperes, ¡encontrarás que en cualquier cosa que hagas, comenzarás a prosperar! Ahora es momento de hacer su...