Quiero animarte a que vengas aquí todos los sábados para compartir tres cosas por las que estás agradecida, relacionadas con la semana pasada. Así es como convertimos el agradecimiento en un hábito, lo que por supuesto cambia la vida
¡Alabado sea el Señor! ¡El tuvo misericordia de mí y cambió mi vida! Conforme yo continuaba orando y ayunando, noté que el corazón de mi esposo se ablandaba hacia mí unos meses después. Él empezó a pasar más tiempo en nuestro hogar y quedándose por largos periodos de tiempo. Alrededor de Navidad, el Señor hizo un milagro. Él guió a mi esposo a pasar la noche así nuestros hijos no tendrían que estar sin en él en el día de Navidad! ¡Alabado sea el Señor! Después de eso para Año Nuevo, él empezó a pasar menos tiempo con la om (otra mujer) y más con los niños y conmigo.